Choques, daños y molestia. Los huecos en la ciudad son un karma que día a día sufren conductores y peatones.
Uno de estos es el que se halla en el canal lento de la avenida Venezuela con calles 32 y 33. El espacio es empleado a diario por cientos de personas como parada de transporte interurbano y extraurbano. Sin embargo, no hay nadie que se conduela de por este.
Comenzó como un incómodo hueco y en la actualidad ha tomado parte importante del canal de servicio, convirtiéndose en una profunda laguna en días de lluvia.
Los vehículos que por allí transitan se quejan de la falta de atención. Uno de ellos es Freddy González, conductor un carrito por puestos
“Por pasar lento para evitar agarrar el hueco con velocidad, me chocaron. La persona no se dio cuenta del hueco y me impactó. Ahora no tengo carro para trabajar”.
González lleva dos semana sin devengar dinero para su hogar. Busca los repuestos para arreglar el vehículo y así retornar a su faena.
El gigantesco hueco se encuentra frente a una institución nacional abocada al tema de la vivienda y muy cerca de otras instituciones públicas, regional y local. Sin embargo, han transcurrido más de seis meses y las dimensiones de este aumentan desproporcionadamente.
Los afectados
Los transportistas se quejan del daño que ocasiona este en sus unidades. Comentan que los ciudadanos también les reprochan por las malas condiciones de los autobuses, no obstante, esto se debe en gran parte a las condiciones en que se encuentran la capa asfáltica de la ciudad.
Al intenta tomar el hueco de la “manera menos dolorosa” los vehículos generan un embotellamiento en la avenida que también afecta oficinas y establecimientos comerciales que refieren que en la medida en que crece el “cráter” y se genera mayor conflicto vial en la zona, se dificulta incluso el arribo de ellos mismos a sus lugares de trabajo.
Piensan que esto también ha afectados sus ventas.
Peatones que se las ingenian
En días de lluvia atravesar este canal lento es toda una odisea.
Los peatones deben caminar varios metros más adelante hasta saltar para evitar caer en este o ser mojados.
Polvo, barro, inmundicia y suciedad que deben soportar día a días quienes por allí circulan.