Los dos candidatos presidenciales de cara a la segunda vuelta electoral del 22 de noviembre se trenzaron el domingo en un picante debate sin grandes definiciones en el que el opositor Mauricio Macri se consideró el garante de un cambio que dé vuelta a la página de 12 años de Kirchnerismo, mientras que el oficialista Daniel Scioli defendió el rol del Estado y acusó a su rival de tramar un ajuste que será fatal para los argentinos.
El peronista Scioli intentó mostrarse como un candidato que no está condicionado por el gobierno de la presidenta Cristina Fernández, pero el conservador Macri le señaló una y otra vez que sus propuestas no son más que la continuidad de problemas heredados de esta administración como la inflación, la inseguridad, la pobreza y el debilitamiento de las instituciones.
Macri acusó a su rival de ser el candidato de las «mentiras», que, al igual que el gobierno, no reconoce los problemas como la subida de los precios, y negó estar planeando un ajuste económico que perjudique a los argentinos.
«Tienen miedo porque han abusado del poder y ya no quieren volver al llano y perder privilegios… yo nunca he hablado de ajustar; ustedes ajustaron, por eso hace cuatro años no crean empleo», dijo Macri.
El debate, el primero celebrado entre dos candidatos a presidente en Argentina, tuvo lugar a una semana del balotaje, para el cual Macri viene mejor posicionado, según las últimas encuestas. El duelo se transmitió por televisión en un contexto de gran expectativa.
El opositor se mostró más sólido y agresivo desde el principio, mientras que al peronista se lo veía tenso, aunque con el paso del tiempo ganó algo de terreno. En varias ocasiones ninguno de los dos quiso dar respuestas directas a preguntas incisivas que se hacían mutuamente.
Por las propuestas planteadas, ambos parecían apuntar a su electorado cautivo y faltaron explicaciones de cómo lograrán algunas de sus más promesas, cómo atajar la creciente inseguridad, parar la escalada de los precios calculada por economistas en al menos 27% anual, hacer crecer la economía y garantizar una mejor educación.
Ninguno mencionó cómo atajaría la corrupción en Argentina, considerado un mal endémico, y la misteriosa muerte en enero del fallecido fiscal Alberto Nisman, que convulsionó al país. Tampoco mencionaron expresamente a la presidenta, creadora junto a su antecesor y fallecido marido Néstor Kirchner (2003-2007) del movimiento Kirchnerista dentro del peronismo.
Sobre política exterior hubo pocas definiciones. Macri prometió que en caso de ser presidente pedirá sanciones contra Venezuela en la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) por «los abusos contra la democracia» y se comprometió a promover la derogación del polémico acuerdo de Argentina con Irán que se firmó con el alegado propósito de avanzar en la resolución del atentado a un centro judío en 1994, por el cual hay varios iraníes imputados.
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