Hace mucho que ni mencionan aquella arrogancia –que jamás alcanzaron ni le llegaron cerca– de los “diez millones por el buche”.
Ahora solo hacen discursos defensivos, tratando de espantar los miedos. Maduro amenaza: “No entregaré la revolución”. O asegura que “si gana la oposición me iré con el pueblo a la calle”. Por cierto, tratando de obviar que será el mismo pueblo quien lo va a derrotar con millones de votos para dar el triunfo al cambio con los candidatos de la MUD. ¡Cómo han cambiado los tiempos!
En realidad todos esos discursos de Maduro solo son confesiones de derrota, mezcladas con intentos de sembrar temor mediante las amenazas de crear caos para el que ya no tiene fuerza. Ese discurso derrotista y esas amenazas desesperadas confirman lo que registran todas las encuestas que coinciden con las que ellos tienen: Han perdido casi todo el apoyo popular. Más de la mitad de los que antes votaban por el PSUV están hartos del desastre, de la megacorrupción roja y del caos en que han convertido toda la vida del país.
Se sienten traicionados por el madurocabellismo. Quieren cambio. Igual que esa mitad de Venezuela que ya tiene años buscando una transformación democrática y un camino hacia el progreso. Todas esas desesperadas acciones defensivas solo parecen destinadas a intentar reducir el tamaño de la derrota.
Desde las maniobras vía TSJ y CNE colocando obstáculos y trabas a partidos y candidatos, colocando tarjetas para la confusión, prohibiendo las disidencias en el PSUV pero ayudando a “las terceras vías” que puedan restar votos a la Unidad, negando la observación internacional mientras anuncian inventos de violencia opositora lo cual, si fuera cierto, haría más necesaria la observación internacional.
Ahora la campaña del 1X10 usando los dineros públicos y con descaro, la amenaza y el atropello contra maestros, trabajadores de las estatales, empleados públicos pretendiendo obligarlos a firmar y a que ellos obliguen a otros compañeros de trabajo. También inventan delitos a opositores y otros ciudadanos a ver si con algún cuento de esos tapan sus culpas en alguno de tantos desastres y reenganchan a algunos miles de sus descontentos.
Intentan contener que siga el deslave de lo que antes era su base dura de apoyo. Eso también es estar a la defensiva, tratando de tapar huecos para que no se siga escurriendo lo que les queda de apoyo.
Ciertamente, para la Unidad Democrática, la que se plantea crear una economía productiva y el progreso social de millones y millones de familias, en un ambiente de tolerancia y equilibrio democráticos, no es que el mandado está hecho.
Hay que trabajar muy duro. Todos. Candidatos, dirigentes, partidos y los ciudadanos. El mayor reto y la mayor dificultad es ganar por avalancha no solo en votos –que de por sí es muy importante- , sino en número de diputados. No permitir que se pierdan algunos por causa de votantes desinformados que caen en las tarjetas con máscara de oposición o de unidad. Tampoco por no luchar organizadamente en los días previos y el propio 6D para enfrentar con éxito el ventajismo y las maniobras. Volveremos sobre el tema.