El quiboreño Jesús Pérez, del Kino Táchira, se recuperó de la caída sufrida en la jornada previa para cruzar primero en el sitio de meta y hacer suya la cuarta etapa de la Vuelta al Zulia, sin poner en peligro el liderato de su coterráneo José Ramos, del elenco Gobernación de Lara-Alcaldía de Iribarren, que controló a sus rivales y quedó a las puertas del título.
Fiel a su costumbre, Pérez hizo “explotar” toda su potencia en los metros finales para vencer en el envión final al joven Leángel Linárez, de 18 años y corredor del Amo Táchira, y al anfitrión Alexander Gómez, mientras que Ramos se limitó a entrar con el grueso del grupo.
El estelar embalador al servicio del elenco lotero marcó registro de 3 horas, 15 minutos y siete segundos para el trayecto de 127 kilómetros entre San Francisco y Bachaquero, que incluyó paso por el Puente sobre El Lago y se desarrolló sobre elevada temperatura, según el reporte del departamento de prensa que cubre las incidencias del evento.
“Me sentí adolorido durante el trayecto. No sabía si podía estar ahí luchando la etapa en el embalaje final; hice un prueba en el esprint y ahí fue que me di cuenta que sí podía darle para el remate, así que puse a trabajar a mis compañeros en los últimos metros”, declaró Jesús Pérez, luego de sellar su segunda victoria parcial, ya que dominó la primera fracción entre Maracaibo y Villa del Rosario.
Pese al triunfo, Pérez parece descartado de la lucha por el título, debido al tiempo que perdió, poco más de un minuto, en la caída del jueves. Su nombre no aparece en la página de los 10 primeros de la general.
Ramos, también de Quíbor, domina el casillero principal con guarismo de 1º horas, 45 minutos y 22 segundos, a falta de una jornada para el banderazo final. En su caso, el circuito de cierre, de 85 kilómetros en los alrededores del estadio Luis Aparicio “El Grande” de Maracaibo, no representa un paseo del campeón, debido a su ajustada diferencia sobre Daniel Abreu, a quien aventaja por ocho segundos.
Se anticipa, entonces, una porción de cierre llena de emociones, en la que Ramos y su equipo, Lara-Iribarren, tiene el reto de contrarrestar los distintos ataques que sufrirán.
