Los pájaros rojos se han crecido. A cuatro derrotas por oriente respondieron con tres triunfos en Maracay y Maracaibo. Anoche un férreo pitcheo se juntó con defensa brillante y bateo contundente, asegurando el promedio final de .500 y volviendo a casa en procura de grandes cosas. Ganar dos en Zulia siempre es objetivo difícil y se cumplió con un club que al mal tiempo le puso buena cara.
Ayer los tablazos que sentenciaron el juego salieron de la parte baja del line up. Rubi Silva, hacia la mano contraria, y Anderson De la Rosa, por todo el medio, par de estacazos que propiciaron un margen amplio en un estadio poco generoso para los bateadores. Edwin Escobar luchó contra sí mismo en su labor de 4.2 innings. Solo recibió dos hits pero entregó cinco boletos y únicamente el segundo tramo lo sacó por la vía rápida. Noriega lo ayudó con una gran jugada en el inicio, liquidando una situación de tres en bases, antes de otro par de atrapadas brillantes de Carlos Rivero. A los 75 pitcheos Dorante consideró suficiente el trabajo del zurdo, en cualquier caso en su mejor apertura de esta campaña. El novel Osmer Morales continúa desplegando buenas tareas en el medio, mientras que el debutante Rob Bryson sacó tres outs antes de que el empeñoso Tiago Da Silva, que ha ganado cinco encuentros, sacara el último out con dos a bordo y el juego arriba por tres en el octavo. Cuando la pizarra estaba 6-0, Carlos Missel, un poco atareado, recibió las únicas anotaciones del bando local. La velocidad otra vez fue arma letal de Lara. Ildemaro Vargas se fue de 5-4 y presiona mucho en las bases, junto a Maikol González. Dorante sigue alternando su personal y ese estilo en la dirección le vuelve a dar importantes rentas.
En un final de fotografía por los primeros puestos de la vuelta inicial, Cardenales intentará hasta alcanzar la vanguardia, hoy con Néstor Molina y mañana con su estelar Raúl Rivero.