José Alfonso Duarte Guerrero, de 19 años, perdió la vida ayer a la una de la tarde a manos de su primo hermano, de 15 años de edad. Ambos manipulaban una escopeta que repentinamente se accionó y lo mató.
Duarte estaba en su trabajo; hace dos semanas vigilaba una tornería ubicada en El Tostao, frente al Liceo Bolivariano Batalla de los Horcones, oeste de Barquisimeto. Aunque ayer el taller estaba cerrado, estaba encomendado para pasar la noche. Su primo por parte de papá lo visitó a primeras horas de la tarde.
Ambos estaban en el cubículo donde funciona la oficina administrativa del taller. Estaban maniobrando una escopeta, era de calibre 12 milímetros, marca Mariol.
Los primos eran inexpertos, a pesar que Duarte trabajaba como cuidador, no tenía arma. Aparentemente ellos estaban negociando la escopeta.
El adolescente de 15 años cargó el arma y accidentalmente la descargó en la región mamaria de su primo. Quedó paralizado, se asustó y su reacción fue tirar el arma al suelo y salir corriendo.
Los vecinos de El Tostao lo vieron salir del local. Lo conocen porque vive a pocas cuadras de la tornería. Cuando entraron al local para ver lo que había ocurrido, encontraron a José Alfonso tirado en el piso de la oficina, bañado en sangre y sin signos vitales.
Llegaron a la casa del menor y contaron lo ocurrido. El adolescente no paraba de llorar; admitió que disparó accidentalmente y su mamá lo llevó hasta el Centro de Coordinación Policial Juan de Villegas II, en La Paz. Fue detenido.
William Meléndez, progenitor de la víctima, dijo desconocer la razón por la que su hijo y su sobrino manejaban el arma. Contó que le avisaron a las dos de la tarde. Mientras esperaba que el Cicpc levantara el cadáver de su hijo no lloró, todavía no lo asimilaba, pero en su rostro se percibía el dolor que sentía.
En cambio la madre del muchacho estaba desconsolada. No paraba de llorar, sus otros hijos la abrazaban para darle fuerzas.
En las próximas horas se espera conocer el curso de la investigación.