Los conceptos de familia y matrimonio tienen en la Biblia la mejor guía. La Iglesia católica, (sin dejar a un lado el trabajo de las diferentes denominaciones cristianas), en todos los tiempos, ha procurado vigilar el sano desarrollo del núcleo primario de la sociedad, por cuanto de ello dependen sistemas de vida más justos, donde Dios sea el centro de todo.
Es cierto, que la descomposición social tristemente es una realidad. El entorno y la cotidianidad son una muestra clara y recordatorio del reto que instituciones como la Iglesia deben profundizar y así lo asumen. Más aún cuando el panorama oscuro da la sensación de no haber una luz al final del túnel.
De acuerdo a cifras aportadas el pasado año por el psiquiatra y psicoterapeuta de pareja, Jesús Miguel Martínez, en un programa transmitido por una televisora nacional, la frecuencia de divorcios es más alta durante los primeros 5 años de matrimonio y aseveró que alcanza más del 50 % de las relaciones afectivas.
Indicaba que en Venezuela existen registros oficiales de 25.869 divorcios anuales, cifra que según el especialista iba en aumento.
Es importante valorar cada esfuerzo que se hace desde las diferentes instituciones no gubernamentales.
Bajo el criterio de Delia Mondragón, presidenta de la Asociación Larense de Planificación Familiar (Alaplaf), la familia es el sustento emocional, afectivo, donde se establecen las normas, valores y ejemplos de cualquier persona.
“Hoy en día tenemos abuelas criando nietos, tías a cargo de sobrinos, hermanos mayores cuidando sus hermanos más pequeños”, expresa, a través de su amplia experiencia canalizando a diario diversos flagelos que llevan a la desintegración familiar.
Explica que ha cambiado la dinámica social; el modelo de familia tradicional. Pero la familia sigue siendo ese respaldo social por excelencia y, por supuesto, la base económica de sustento y estímulo a la nueva generación que debe siempre apostar por una mejor sociedad.
“Indistintamente debe ser un modelo sano, con valores, donde todos los miembros tengan la posibilidad de expresarse, ser aceptados en la sociedad y desarrollarse”.
Señaló que el asunto es multifactorial, pero la sociedad “ha comenzado a reconocer que no hay un solo modelo de familia y son más vistas ahora las familias adoptivas y parejas que no se casan”.
El abrazo en familia: Gran iniciativa
Alguien dijo: un final feliz es posible sólo si Dios está en el comienzo. Sólo Dios puede transformar el corazón de las personas. Es por ello que durante este mes la Iglesia católica promueve la campaña el Abrazo en familia, celebrando 25 años en este 2015 y cuya particularidad será extenderlo por un año.
El abrazo en familia es la oportunidad de la Conferencia Episcopal Venezolana con miras a la reflexión de la sociedad sobre cómo el encuentro personal con Jesucristo, une a las familias.
Las instituciones educativas en general desarrollan una programación para sembrar en los niños y jóvenes (en plena formación y en la etapa más vulnerable de socialización), los principios y valores que actualmente parecieran estar ausentes.
El mensaje es que Dios debe ubicarse en el centro de todo proyecto de vida, porque El es amor y al recibir su amor podemos darlo con facilidad a otros.
Testimonios
La familia Zambrano Soto Cuenta su historia: “Nuestro encuentro con Dios”
Extraordinario encuentro con Dios experimentó la familia Zambrano Soto. Hace cuatro años llegó un ángel (como así lo llaman) a sus vidas de nombre Carlos Alberto. Lo recibieron con mucho entusiasmo y se convirtió en el segundo hijo esperado por la pareja Iraida y Nelson.
El bebé llegó al mundo con un síndrome que la medicina moderna no logró detectar en el vientre. Se trataba de una cardiopatía presente en uno por cada millón de bebés.
Y relataron con rostros de profunda tristeza: “Pasamos 16 días conviviendo con gente de distintos sitios del país; veíamos como estos padres sufrían al ver partir a sus hijos. Nosotros apegados a nuestra fe, pedíamos un milagro. Hasta que llegó el día que denominamos el más triste de nuestras vidas: ver partir a nuestro bebé”.
No fue nada fácil salir adelante, cuenta Iraida. “Luego de ello, surgieron en nosotros muchas preguntas, ¿Por qué a nosotros? ¿Qué hicimos? ¿Lo merecíamos? ¿Por qué Dios nos sacude con tan grande dolor?
Afortunadamente de este doloroso proceso, comenzó la sanación al momento de dar el paso a orar, asistir a misa, hacer obras benéficas. “Salimos de la vida rutinaria y sin sentido y empezamos a hacernos otras preguntas: ¿Qué quiere Dios de nosotros? ¿Qué debemos hacer? Y sobre todo ¿Qué tenemos que aprender?”
Un día los miembros de la iglesia de la parroquia Nuestra Señora de las Angustias los invitaron a participar en un retiro del Movimiento Cursillo de Cristiandad, cuyo lema es “3 días que te ayudarán a ser feliz toda la vida”. Fue un renacer.
“Vivimos nuestro maravilloso encuentro con Dios, nos enseñó que nunca estuvimos solos, siempre estuvo con nosotros, nos perdonó, con ese amor maravilloso que solo El nos puede dar”.
Para ellos ahora lo más maravilloso es formar parte de la Iglesia. Tenemos la Pastoral de Parejas. “Ha sido de mucho provecho para quienes la integramos; nos dan charlas educativas, para sobrellevar la vida en pareja”, concluye Iraida.
La familia Caruso Carrillo encontró su fuerza con en Dios: “Procuramos estar unidos como familia”
30 años de casados tienen Irene y Enrique, con el fruto de tres hijos varones: Enrique David, Gian Franco y Gabriel Ignacio.”Tres regalos que el Señor nos concedió. Cada uno de ellos es diferente en su carácter el uno del otro”. Cuentan que a través de los problemas familiares que han atravesado, logran acuerdos para un verdadero trabajo en equipo. Enrique dice: “En esos momentos es cuando más nos unimos”.
La comunicación para ellos ha sido clave; suelen reunir a todos los hijos y hablar lo que ocurre.
Admiten que antes, la presencia de Dios era muy escasa en la familia. “Nuestra prioridad en ese momento giraba en obtener todas esas cosas materiales básicas para nuestra familia, que si la casa, el carro y lo necesario para garantizar la educación de nuestros hijos. Dedicábamos muy poco tiempo a Dios como esposos y como familia, siempre teníamos alguna excusa”.
Prosiguen al señalar que el Señor (Dios) nunca los abandonó, “por el contrario siempre estuvo y está con nosotros. Fue a raíz de un Encuentro Conyugal que le abrimos la puerta de nuestro hogar y de nuestro corazón al Señor y esa fue una experiencia de fe que nos marcó para toda la vida”.
Procuraron compartir con sus hijos esta bendición. “Cada uno en su vida le da también ese espacio al Señor y al igual que nosotros disfrutan de todo lo que Dios les regala a diario. Los educamos en valores como el amor al prójimo, en misericordia, justicia y honestidad”, comenta Enrique.
“Irene y yo desde hace un tiempo le llevamos la comunión a unos abuelitos en la zona de Macuto. Esto es porque los padres de la parroquia San Esteban del Manzano nos permiten hacer este servicio por el cual les estamos muy agradecidos ya que al hacerlo como matrimonio nos ayuda a fortalecer nuestra comunión como esposos y con Dios”.
Señalan que donde realmente tienen primer apostolado, es con su propia familia, brindando siempre apoyo y solidaridad y sobre en estos momentos la palabra de estímulo para el que está cansado.
“Tenemos que valorar la familia que tenemos, no hay otra, esa es la que el Señor nos ha dado”.