Ninguna campaña mediática basada en la mentira y la manipulación de los electores, puede garantizar algún triunfo electoral, ocultando la realidad de lo que acontece en el país, cuya inflación liquida sueldos y salarios aunque se aumenten periódicamente, donde predomina el desabastecimiento de alimentos y medicinas, que conduce a colas humillantes de los más pobres e incluso de la clase media, y la inseguridad de las personas y los bienes prácticamente decreta un toque de queda después de las 8 de la noche.
La campaña mediática instrumentada por el presidente Nicolás Maduro, realizando cadenas de radio y televisión todos los días y a veces varias diariamente, ha fracasado en sus objetivos de ganarse la voluntad o el respaldo de la mayoría de los venezolanos, porque no encuentra plena justificación en lo que informa. Por ejemplo, ni su propia gente cree que la oposición está preparando un golpe de Estado, cuando todos saben que ese tipo de golpe sólo lo pueden ejecutar los militares que tienen mando de tropa, capacidad y coraje para que no les pase lo que al extinto Comandante Chávez, que teniendo bajo su mando a los mejores batallones del Ejército de la época, fracasó el 4 de Febrero de 1992. Ningún civil puede disponer de un contingente con alto poder de fuego para intentar un golpe de Estado.
Tratar de ocultar las multitudinarias protestas pacíficas de los estudiantes y profesores universitarios, y de casi toda la oposición, censurando a los medios y acusándolos de conspirar con el Imperio y el ex Presidente Uribe Vélez de Colombia, no sólo es una burda manipulación del gobierno, sino el intento de desviar la atención del pueblo venezolano, en torno a los graves problemas que atraviesa el país, tales como la inseguridad, agravada con la represión criminal de los paramilitares contra los manifestantes, el alto costo de la vida, la escasez, el desempleo y el deterioro de los hospitales
La denuncia del presidente Maduro acerca de una campaña mediática en su contra, propalada por los principales voceros independientes, para sacarlo de Miraflores, además de cínica, falsa, lo que busca es justificar la censura a los medios, a la libertad de expresión, para ampliar la hegemonía comunicacional que ya ejerce a través de más de 700 medios de comunicación en su poder, pero que apenas es visto u oído por un 11% de la audiencia nacional
Los medios de comunicación social privados no realizan campaña alguna contra el gobierno, porque basta con informar veraz y oportunamente lo que ha hecho y sobre todo lo que ha dejado de hacer de acuerdo con las atribuciones que le otorga la Constitución Nacional que el Comandante ¨eterno¨ hizo aprobar en 1999.
El deterioro de toda la infraestructura vial construida en los últimos 50 años, diez de la dictadura de Pérez Jiménez y cuarenta de la democracia representativa, es algo sobre lo cual sólo hay que preguntarle a los venezolanos que la transitan diariamente, para luego informarle a toda la nación. No es ninguna campaña mediática mostrar en diferentes vehículos de comunicación cómo se cae a pedazos un porcentaje importante de hospitales y escuelas, con algunas excepciones desde luego, construidos antes del ascenso al poder de la revolución bolivariana y militarista. De allí que lo que deslegitima al gobierno del heredero del difunto presidente Chávez es la incapacidad del equipo ministerial, gobernadores y alcaldes escogidos a dedo por el propio jefe de Estado para hacerlos elegir por un CNE dependiente también de Miraflores. Proeza que repite con la escogencia de los candidatos a diputados para la Asamblea Nacional en la próximas elecciones del 6 de diciembre, cuando quedarán corroboradas todas la predicciones de las encuestas más importantes, serias e independientes del país e incluso del exterior, que registran un rechazo a la administración de Nicolás Maduro de más del 80%. Lo que demuestra a la vez que de nada le han valido las cadenas diarias de radio y televisión, ni la hegemonía comunicacional que ha logrado expropiando y comprando medios de comunicación social, y amenazando a los periodistas y propietarios de esos medios con la cárcel.