Lealtad en tiempos de crisis – Jorge Ramírez Fernández

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La manifiesta desesperación que exhiben los representantes del régimen ante lo que todo el mundo ve como inevitable: El desastre electoral que sufrirá el PSUV el 6D, y la maniobra histérica de pretender “blindarse” poniendo en el TSJ unos incondicionales más incondicionales que los que están ahora como magistrados me han traído a la memoria pasajes de la historia en los que la lealtad se puso a prueba en tiempos de crisis, y no pude evitar que a mi mente inmediatamente recordara aquella terrible frase: “Antes de que el gallo cante me negarás tres veces”. Creo innecesario ahondar en los detalles. Y es que cuando está en riesgo el propio cuello, la lealtad para mantenerse debe ser mucho más fuerte que la de los apóstoles de Nuestro Señor Jesucristo.

Más recientemente ¿cuántos senadores de Acción Democrática no le debían hasta el modo de caminar a Carlos Andrés Pérez? Y cuando llegó el momento de poner a prueba esa lealtad ¿cómo actuaron? ¿A los miembros del CDN de AD les tembló el pulso para expulsar de ese partido a CAP y a Jaime Lusinchi? No, sencillamente creyeron que enviándolos al patíbulo ellos podrían mantener sus cuotas de poder y “salvar” el pellejo, es decir, sus carreras políticas y sus confortables posiciones. Al final sólo ganaron algo de tiempo. Igual se quedaron en el camino. Luis Alfaro Ucero, nombre que debe serle muy conocido a Diosdado Cabello, se esmeró en apuntalar a unos cuántos líderes regionales haciéndolos gobernadores “a troche y moche”. Y cuando esos gobernadores adecos entronizados por Alfaro vieron en peligro sus cuotas de poder ¿no sacaron a patadas, humillantemente, a Luis Alfaro del partido, y lo sustituyeron por una figura que era la antítesis del adequismo? Creyeron que aferrándose a un hierro ardiente podrían salvarse, y ¿qué ganaron? Sólo algo de tiempo. Igual se los llevó el diablo.

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El 11 de abril de 2002, ¿cuántos militares del más estrecho círculo de la intimidad de Chávez aplicaron la célebre frase de “Sálvese quien pueda”? Por eso es inoficioso y ridículo el comportamiento de los capitostes chavistas. ¿Quién va a arriesgar su estabilidad familiar y económica para salvar a individualidades como Diosdado Cabello o Tareck El Aissami?, por nombrar sólo a dos de los más conspicuos.

Así que, olvídense de eso. Nadie podrá ser más confiable y fiel para ellos de lo que fueron Eladio Aponte Aponte y Luis Velásquez Alvaray, cuando fueron elegidos magistrados del TSJ, y si esos no lo pensaron dos veces para poner sus barbas en remojo, estado aún vivo el “galáctico” imagínense ahorita, cuando nadie da un centavo por el pobre Nicolás Maduro y su moribundo gobierno.

Así que mi recomendación para ellos es que estudien un poco como actúa la gente hacia los antiguos poderosos cuando estos caen en desgracia. ¿De qué les sirvieron a Saddam Hussein, a Gaddafi o a Hitler las inmensas fortunas y el poder que habían acumulado cuando les llegó la hora de perder? Lo sensato es que negocien su salida de la forma más diplomáticamente posible y que no aticen los sentimientos de odio hacia ellos. Que piensen en sus familias y en el país. Que actúen civilizadamente, sin artimañas ni estratagemas desesperadas. Analicen cómo se comporta la lealtad política en tiempo de crisis.

@jorgeramfer

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