Todas las encuestas, en Venezuela, evidencian una clara ventaja a favor de la alternativa democrática de cara a las elecciones legislativas del venidero 6 de diciembre. La mayoría de venezolanos no sólo dice que va a votar por los candidatos de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) sino que también ve a la oposición como triunfadora.
El favoritismo, sin embargo, puede ser mal consejero en medio de una campaña desigual, como la que tiene lugar en Venezuela. El presidente Nicolás Maduro tiene una muy alta presencia mediática (en radio y televisión) que utiliza claramente con fines electorales: se dejaron para el último trimestre la inauguración de diversas obras de gobierno, el presidente se refiere permanentemente a las elecciones y en esas transmisiones dice que el chavismo debe ganarlas “como sea”, los candidatos a diputados del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) aparecen en estas alocuciones presidenciales con lo cual tienen clara ventaja sobre sus adversarios.
De acuerdo con los datos del @cadenometro que pueden verse en http://monitoreociudadano.org el presidente Nicolás Maduro en el contexto de esta campaña electoral (15 de agosto-25 de octubre) tiene 67 minutos diarios de cadenas de transmisión obligatoria por todo el sistema de radio y televisión del país. El promedio de todo el año de 2014 fue de 28 minutos diarios. Queda en evidencia cómo en un contexto electoral se usa este mecanismo. A eso se le deben sumar 77 minutos al día, en promedio, de intervenciones de Maduro por la señal del Estado, el canal Venezolana de Televisión y la Radio Nacional de Venezuela.
La relación desigual oposición-gobierno se evidencia en decisiones del poder electoral venezolano, con las cuales deja pocas dudas sobre su parcialidad. El Consejo Nacional Electoral (CNE) impidió las candidaturas de figuras prominentes de la oposición pese a que en ninguno de los casos había sentencias judiciales firmes (que según la constitución serían causa para una inhabilitación política), eso ocurrió en los casos de María Corina Machado y de Carlos Vecchio, entre otros. Ese mismo CNE permitió que la tarjeta de la MUD en el tarjetón electoral identificada con la palabra Unidad este literalmente rodeada de otras tarjetas que también se denominan “Unidad” pero nada tienen que ver con la oposición democrática.
El CNE colocó justo al lado de la tarjeta de la MUD a la tarjeta de “MIN Unidad” y no contentos con esto, la propaganda de este partido es “MIN Unidad, somos la oposición”. Otra triquiñuela avalada por el CNE ha sido permitir la inscripción de un homónimo del candidato opositor Ismael García por parte del PSUV. El otro Ismael García, que según una investigación periodística no tiene trayectoria política alguna y se dedica a la mecánica automotriz, aparece en el tarjetón justamente al lado, en la misma posición, que el candidato opositor.
Acciones de esta naturaleza no tienen otra finalidad que restarle votos a la MUD en una estrategia que confunda al votante de la oposición.
Por si esto fuese poco, en las últimas semanas el presidente Maduro ha anunciado aumentos salariales casi que a diestra y siniestra (salario mínimo, educadores, militares, médicos) sin medir el impacto económico de dichas medidas. Es muy probable que en las semanas finales de la campaña, en Venezuela, tendremos más anuncios y acciones de corte populista. Incluso el efectismo político de un posible juicio contra el principal empresario privado del país, Lorenzo Mendoza, con lo cual el argumento oficial de que enfrenta una “guerra económica” podría tener un responsable con rostro.
¿Y si todo esto funciona el 6 de diciembre y el chavismo no pierde las elecciones? Las próximas semanas serán cruciales.
@infocracia