Si, otra de las críticas que profesos cristianos “acomodadores” de la vida de sus hermanos, hacen a las personas en la situación de escasez que se está afrontando actualmente, es no haber aprendido las enseñanzas que nos vienen de las Sagradas Escrituras. Se nos recuerda la imprevisión de no aprovechar el tiempo de las vacas gordas y es por ello que justifica sufrir las consecuencias que se afronten en los tiempos de las vacas flacas.
Indudablemente, este análisis simplista a mi manera de ver, pudiera encontrar un profundo sentido de veracidad en algunos, pero solo serviría para expiar culpas anidadas en el subconsciente. El evento que rodeó a José, una vez que fue vendido por sus hermanos a la caravana que por allí pasaban vía a Egipto y las vicisitudes que caracterizaron la vida de de la familia de Jacob encontrada en el libro de Génesis, estaba en el esquema de Dios hacia el futuro, para mostrarnos lecciones poderosísimas que hoy nos dan una gran enseñanza.
Ahora, es propicia la ocasión, en relación a todo lo que pasa en nuestro país para hacer lo bueno. Y no caer en la condenación que Dios hace a través de su Santa Palabra para toda la humanidad cuando enseña en qué consiste el pecado. “Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado” Sant. 4:17. No basta ser un teórico del cristianismo. Un “hablador” cristiano. Eso no sirve de nada. “El que es sólo «oidor», pero no «hacedor», demuestra que su religión es «vana». El que cultiva una fe falsa confía únicamente en el conocimiento, y demuestra su falsedad cuando se aparta de los hechos que la fe sincera produciría con gozo” Diccionario Bíblico Adventista .Debemos entonces aprovechar esta oportunidad, para hacer cambios en nuestras vidas. Hacer lo bueno significa incorporar conductas y tomar acciones que beneficien a nuestros familiares, vecinos y amigos. Es indispensable comenzar ya a desarrollar un espíritu de solidaridad con todos quienes están a nuestro derredor. A aquellos que alguna vez nos hicieron algún daño, demostrarles que en nuestro corazón, a pesar de la crisis donde estamos, no hay rencor y deseamos ayudarles con actos tangibles y precisos.
Es tiempo de retomar la idea de un huerto familiar en algún espacio libre que tengamos en el patio. Llamar a los hijos, nietos y sobrinos y trabajarlo juntos. Tiempo de aprender plomería, electricidad y albañilería. Costura, peluquería y manualidades en general. Es hora de entender, mis amados hermanos y amigos lectores, que “Cada rayo de luz que derramamos sobre los demás se refleja sobre nosotros mismos. Toda palabra bondadosa y compasiva que se diga a los angustiados, todo acto que tienda a aliviar a los oprimidos, y toda dádiva que se otorgue a los necesitados, si son impulsados por motivos sanos, resultarán en bendiciones para el dador” Libro Profetas y reyes. Elena de White. ¿Cómo les parece?. ¡Hasta el próximo martes Dios mediante.