Insolente

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¿Puede un ciudadano respetar a un mandatario insolente? Las últimas intervenciones de Maduro en actos públicos y por televisión han sido insolentes. La altanería, las amenazas a la oposición confirman lo que el mundo sabe: un dictador procaz que ante la adversidad teme algo y rebaja con soberbia la majestad del cargo. Maduro no puede ser considerado por la comunidad internacional como un demócrata, se trata de un autócrata aferrado al poder.

Ocurren tantas cosas graves a diario en Venezuela, que pareciera que estamos acostumbrados a dejar pasar los atrevimientos. Cristo decía que los jefes de los pueblos terminan creyendo que son los dueños de los territorios y la gente. La Ciencia Política enseña que “Un Estado donde queden impunes la insolencia y la libertad de hacerlo todo, termina por hundirse en el abismo”.

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Maduro en su descaro, amenaza en que su gobierno ganará las elecciones parlamentarias “como sea”. Que tiene preparadas celdas en San Juan de los Morros para quienes se pongan cómicos y no acepten sus resultados. Ello equivale a decir que si no gana, arrebata. Y no puede ganar, todas las encuestas con ventaja dan el triunfo al pueblo venezolano, cansado de mentiras, corrupción, inseguridad, desabastecimiento, injusticia, militarismo, en fin, de una tiranía.

Las celdas de las cárceles deben prepararse para los jueces injustos, para la fiscal Luisa Ortega Díaz que tantas arbitrariedades ha cometido, para los militares corruptos, los banqueros colaboracionistas, los funcionarios ladrones, para los familiares de los jerarcas enriquecidos a costas del tesoro nacional, para los acusados internacionalmente de narcotraficantes y para el propio mandatario insolente.

En la pared lateral del Concejo Municipal de Caracas, en la Plaza Bolívar, hay una placa en mármol que dice “La patria desaparecerá con el último venezolano”. Aunque la soberanía venezolana está cuestionada por la intervención cubana, la deuda con China y Rusia, la relación de parásitos con los gobiernos de Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Argentina, la reclamación del Esequibo, la penetración de las FARC en nuestro territorio, Venezuela no puede desaparecer. Nos constituimos como Estado el 5 de julio de 1811. Formamos parte del Estado creado por Bolívar en 1821, llamado la República de Colombia. Siempre fuimos la República de Venezuela, hasta que Chávez sin consultar a nadie, le impuso el nombre de República Bolivariana de Venezuela, siguiendo los patrones de la antigua URSS, de Irán y China.

Somos árboles de este bosque. Duele ver a los jóvenes que parten a otras latitudes, los venezolanos emigrados, las cárceles con presos políticos, los secuestros y desaparecidos. Quien tiene que dejar el poder es Maduro y su régimen de terror.

Qué le vamos hacer. “Venezuela, llevo tu luz y tu aroma en mi piel. Llevo en mi sangre la espuma del mar. Llevo tus recuerdos al atardecer. Y si un día tengo que naufragar, enterrad mi cuerpo cerca del mar, en Venezuela”, dice nuestra canción.

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