Otro historiador larense, R.D. Silva Uzcátegui, en su Enciclopedia Larense, publicada en primera edición en 1941, incluye en su información acerca de los aspectos económicos de algunos municipios larenses, varias acerca del cocuy: por ejemplo, menciona la existencia en Carora de una fábrica de encurtidos de bicuyes o sea, encurtidos de la flor de cocuy; la obtención de fibras de cocuy, llamado dispopo, como fuente económica en El Tocuyo; cultivo del cocuy, la planta, en el municipio Trinidad Samuel en el entonces distrito Carora; el municipio Camacaro (Río Tocuyo), “Gran productor de textiles que nacen espontáneamente, esto es, el cocuy y la cocuiza; dice de Atarigua que “su riqueza principal consiste en la cría de chivos y con la explotación del cocuy, que se utiliza en la destilación como también en la fabricación de chinchorros”; señala cultivo de la planta cocuy en Arengue; de Arenales dice que allí “hay también destiladores de cocuy y la gente pobre hace cordelería y chinchorros de las fibras de cocuiza y del cocuy”; respecto a Siquisique escribe: “La principal fuente de riqueza de la región es la producción de aguardiente de cocuy, pues posee grandes cocuyales. También se utiliza esta planta para fabricar chinchorros y demás productos de nuestra industria textil, pero todo esto se hace por métodos primitivos”; la riqueza de Baragua dice, “es la cría de chivos y de ganado vacuno y las industrias que utilizan el cocuy y la cocuiza, plantas que abundan sin cultivo alguno” (Silva Uzcátegui, 1941, II, p. 204)
Puede decirse, entonces, que el sintético registro que hace Silva Uzcátegui de las zonas donde la planta de cocuy abundaban para 1941 y la producción, tanto de licor como de otros productos extraídos de ella, es, si no completo, bastante revelador de la importante contribución del cocuy en la no muy desarrollada economía larense de la cuarta década del siglo XX, indicativo, además, de que una investigación más exhaustiva de las fuentes documentales daría con seguridad una panorámica, no sólo más completa, sino bastante impresionante de todo el significado que tuvo esta planta y sus derivados para con los habitantes del semiárido larense falconiano y el potencial de beneficios que pudo obtenerse para la población pobre si grupos económicos de la burguesía local no hubieran intervenido en favor de sus mezquinos intereses personales o de grupos, valiéndose de su poder económico y su capacidad para servirse de las instituciones oficiales, leyes y funcionarios.
1. El cocuy en el periódico “Notas”
Chío Zubillaga habló de venta de cocuy por cargas y hemos conseguido en un periódico, “Notas”, de pequeño formato que circuló muchos años en Barquisimeto, una relación de los precios de la carga de cocuy, mes por mes, en 1919, que es como sigue: en enero a 56 bolívares la carga; en febrero, a 60; en marzo, a 68; en abril, también a 68 bolívares; mayo, a 76; junio bajó un poco, a 72; julio volvió a bajar, a 64; agosto, volvió al precio de 72 bolívares la carga; subió en septiembre a 84; en noviembre llego a 88 y, en diciembre, con la protesta de los redactores de “Notas”, alcanzó el precio exorbitante de 112 bolívares la carga, comentando el periodista que en 1900 una carga de cocuy sólo valía 14 bolívares, aunque para tranquilidad del público consumidor, entre ellos el famoso poeta Juan Guillermo Mendoza, director y redactor de “Notas”, en 1921 se cotizaba la carga de cocuy en 64 y 72 bolívares, no tan barato como en 1900 pero si mucho menos que en diciembre de 1919 cuando la botella de cocuy llegó al escandaloso precio de dos bolívares, el equivalente, a dos días de salario.
(*) Este es uno de los últimos artículos escritos por Ramón Querales para el diario EL IMPULSO antes de su muerte, ocurrida el jueves 22 de octubre. En honor de su memoria, EL IMPULSO publicará los textos que dejó listos para este espacio.