En una democracia verdadera, todos los que compiten en una elección aceptan el resultado que el organismo oficial respectivo informe al final del proceso. Nadie duda, todos acatan y respetan el resultado. Pero ese acatamiento supone una absoluta imparcialidad de los organismos electorales, que estén constituidos de manera equilibrada, que todos los que compitan están representados de forma igualitaria ante ese organismo y con los mismos derechos y con el mismo acceso a cada una de las instancias del organismo.
Así fue en Venezuela hasta 1998. O por lo menos se procuró que fuera. Todos los participantes confiaban en aquel antiguo Consejo Supremo Electoral. Y tan fue así, que los que hoy gobiernan el país, nacieron originalmente de una elección regida por aquel CSE.
Recuerdo aquellos caballeros, de gran integridad personal y de una compostura ejemplar, como Manuel Rafael Rivero, Carlos Delgado Chapellín e Isidro Morales Paúl, a quienes nadie les reclamó nunca ni el más mínimo asomo de parcialidad o preferencia por quienes participaban en los procesos electorales. Manuel Rafael Rivero, por ejemplo, proclamó presidente de la república al Dr. Rafael Caldera en su primera elección en 1968. Carlos Delgado Chapellín, proclamó a Carlos Andrés Pérez en 1973, a Luis Herrera Campíns en 1978 y a Jaime Lusinchi en 1983. Nadie dudó de aquellos resultados y nunca esos señores pidieron firmar acuerdos previos para reconocer resultados. Acá venían invitados como observadores, organismos internacionales que eran informados de toda la organización y de todo el proceso hasta el final. Nunca manifestaron descontentos o insatisfacciones de ninguna naturaleza, aunque probablemente hicieran observaciones a detalles que ocurrían. Ocurre hoy lo mismo? Se tiene confianza en el actual CNE? Es imparcial ese organismo? Tienen acceso a toda la información del proceso los actores políticos de la oposición?
Tengo en mi mente la declaración conjunta que dieron ante la prensa nacional e internacional la madrugada del 16 de agosto de 2004, los rectores Ezequiel Zamora, vicepresidente de aquel CNE y la rectora Sobeia Mejías, en la cual denunciaban que en ese mismo instante que declaraban, en la sala de totalización del CNE estaban los otros tres rectores, más Diosdado Cabello y otro personaje del gobierno y se les había negado la entrada a ellos que derecho tenían de estar allí. El señor FranciscoCarrasquero presidente del CNE en ese entonces, minutos más tarde dio a conocer unos resultados en los que nadie creyó y fueron objetados sin respuesta hasta el día de hoy. Puede entonces confiarse en ese CNE? Los actores son casi los mismos. De cinco rectores, cuatro no esconden su adhesión al régimen y sólo uno, casi como para cubrir apariencias, es independiente o partidario de la oposición. Si a eso agregamos que este CNE no acepta la observación internacional de la OEA o de la UE por “injerencista”, pues difícilmente la oposición firmará un acuerdo de aceptación de resultados a ciegas y como un cheque en blanco. Vaya propuesta inmoral la de esta señora Lucena.
