La sensación de retroceso flota en el ambiente. La Vinotinto vive uno de sus peores momentos futbolísticos en la era reciente. Y no solo por resultados. Va un poco más allá.
La primera doble fecha de las eliminatorias hacia Rusia 2018 dejó más dudas que certezas, acentúo las preocupaciones. Cero puntos de seis posible, relegada a la zona baja y en desventaja, de entrada, con otros seleccionados como Ecuador y Uruguay, rivales directos, y que, en contraparte, ganaron sus dos compromisos. Arranque totalmente adverso.
El revés contra Paraguay, 0-1, fue un aviso de lo que ocurrió luego contra Brasil. Contra los paraguayos la oncena nacional no mereció perder -es verdad- pero tampoco hizo mucho para ganar. Le faltó esa puntada final, la categoría para resolver un encuentro en el que fue dueña de la pelota por más tiempo. Palabras más, palabras menos, acusó falta de claridad, no hubo capacidad para perforar a una defensa cerrada y ordenada, en parte por la falta de talento. Sí, porque, pese a los nombres, no hubo un jugador distinto, capaz de inventarse alguna acción para tumbar el planteamiento del rival y derribar la muralla guaraní. Se echó de menos a Juan Arango. Bueno, más lo echó de menos Salomón Rondón, el atacante del West Bronwich Albiol de Inglaterra que sufre por no poder recibir una pelota clara en el área.
Frente a los brasileños, peor aún, el desempeño fue flojo en todas las líneas, una presentación para el olvido, con el 3-1 encajado. “Lo preocupante es que a mi llegada se cometen errores que a este nivel no se pueden cometer”, fueron las palabras de Sanvicente tras el desafío. Tiene algo de razón, pero no es responsabilidad exclusiva de los jugadores. Algo de culpa debe tener el entrenador.
El gol tempranero, marcado por William a los 33 segundos, desbarajustó los planes. Entendible. Pero hay una realidad inocultable: no hay capacidad de reacción. Le cuesta llegar al arco contrario, es predecible, carece de dinámica. Y así es muy difícil ganarle a Brasil, por más que sea “el peor Brasil en muchos años”.
El único tanto de la selección criolla llegó en pelota parada y fue marcado por Christian Santos, a quien el DT le había negado la oportunidad.
Ahora Santos, por lo que mostró, parece uno de los intocables de cara a los duelos de noviembre, junto con Tomás Rincón y Roberto Rosales, sin olvidar que Jeffren Suárez, contra Paraguay, exhibió habilidades y capacidades que pueden serle muy útiles al entrenador.
El mes próximo, toca ir a Bolivia el 12 y cinco días luego recibir a Ecuador. La consigna es lograr al menos cuatro de los seis puntos para recuperar el terreno perdido.
Lea también:
«Chita» Sanvicente: “Lo planificado se fue a los 40 segundos”
Preocupante revés de la Vinotinto ante Brasil