¿Inverosímil? Veamos: Los Castro jamás pudieron cambiar una geografía que la atrae cual imán hacia el coloso del Norte: Eso se supo desde principios del siglo XIX, y sigue igual en los albores del XXI.
Cuando el populoso y complejo México entró al Área de Libre Comercio de América (ALCA), algunos pensamos que -bajo otras condiciones- Cuba era candidata más idónea por su complementariedad.
La isla es hoy «tabula rasa»: Sin industria ni comercio que proteger. Sus ventajas comparativas se pueden potenciar con el mismo sistema prerevolucionario que la elevó a la cúspide entre las economías hemisféricas: Lo que ahora llaman dolarización.
Con buenos tratados, garantías jurídicas y protección real puede atraer inversiones como pocos países del planeta.
Carece de la criminalidad que azota a Latinoamérica, y si la mantiene a raya tendrá ventajas decisivas en turismo frente a todo el Caribe y aún Florida, posicionándose como destino idóneo de retirados.
Como lo demuestra la mayor parte de quienes hoy la escapan, su gente es capaz de incorporarse velozmente a la modernidad al salir del letargo intelectual y de la camisa de fuerza ideológica.
Puede desarrollar un amplio sistema de libre comercio, atraer «call centers», crear «clusters» creativos, y adoptar todo cuanto sea de punta en materia inmobiliaria, financiera y de servicios.
Será uno de los países del planeta mejor vacunados contra la mitología del socialismo – y además puede aprender de los errores y aciertos de cuanto en el mundo se ha ensayado en materia de equidad social.
Ha sufrido en carne propia el mito de la «fraternidad» hemisférica, y con la opción de mirar al Norte difícilmente seguirá bailando con las más feas en fantasiosos esquemas de «integración». Podrá decir: Chao, comparsa, ojos que te vieron ir, jamás te verán volver.
Muchos argumentan, con toda razón, que todo esto hoy lo controla un puñado casi anónimo de militares y enchufados del régimen: Pero la dinámica de una apertura acelerada, sumada a sus propias limitaciones personales, los puede ir adaptando a nuevas realidades – así sea por meras ventajas económicas.
Los aires de libertad y las aperturas económicas suelen tomar vida propia, y pueden adquirir velocidades exponenciales. ¿Cuánto tiempo tomó el destape postfranquista? No olvidemos que el núcleo que hoy manda en Cuba es de vivísimos pichones de gallegos y de asturianos.
Al final del cuento, los carcamales que hoy mandan con los días biológicamente contados no pueden anticipar más que un melancólico epitafio: «Tanto nadar, para ahogarse en la orilla».