“Todos, en algún momento de la vida, hemos sentido que todo está perdido; que no tenemos ninguna oportunidad para salir adelante. Seguro que no falta el “amigo” que, con una falsa cara de dolor nos diga que lo siente mucho pero que no lo intentemos, que ya no hay nada que hacer. Frente a esas situaciones tenemos dos posibilidades bien claras y definidas:
1-Nos damos por vencidos y entregamos todas nuestras “herramientas” diciendo que nada hay que hacer. Esta es una posibilidad que muchos asumen, declarándose vencidos antes de salir al último asalto. Esa opción nos deja amargados, tristes y derrotados. Es una decisión que nos deja con la pregunta interior de: ¿Qué hubiera pasado si hubiéramos intentado un último esfuerzo? No es extraño este tipo de actitudes en una sociedad que predica el facilismo, la magia y teorías que invitan a alcanzar el éxito o el triunfo sin el esfuerzo necesario. Es fácil tomar la decisión de dejarse vencer por la situación, pero es difícil aceptar las consecuencias que se derivan después.
2- Realizar el máximo esfuerzo con todas las fuerzas y luchar con la seguridad de que todo se puede revertir y toda adversidad se puede vencer. Para ello hay que prepararse, elegir la mejor estrategia, las tácticas acertadas e implementarlas con toda nuestra fuerza y empeño. Es la decisión de dar lo mejor. Por supuesto que estamos arriesgándonos, porque uno no va a la contienda sabiendo que es posible que salgamos derrotados; pero igual perderemos si no lo intentamos. Pero hay una diferencia entre estos que no se mueren hasta que se mueren, y los que no pierden los partidos hasta que se acaban. Hoy te propongo que asumas la segunda opción que es la que Moisés le propone a su pueblo cuando estuvo frente al Mar “Rojo” (Éxodo 14, 13-25).
No tengas miedo, lánzate a salir adelante y a vencer las dificultades, estoy seguro que puedes.
Oro por ti: Padre Dios, en este momento te suplico que llenes de valentía y de fuerza interior a esta persona que me lee para que no se dé por vencida y siga luchando en tu nombre. Amén.
Padre Alberto José Linero Gómez
Ante la profunda crisis que enfrenta Venezuela, a la cual considero como la peor que ha existido desde la creación de la República, me he permitido transcribir las palabras del Padre Linero. Parece ser cíclico el surgimiento de las luchas entre el bien y las otras fuerzas contrapuestas a él.
Contrario a las manipulaciones, ejecutadas por fuerzas externas e internas, debe prevalecer la unión entre quienes deseamos lo mejor para el país que se hay caracterizado por la voluntad que tienen sus ciudadanos para defender la libertad y la democracia, por encima de las apetencias personales de quienes crean situaciones anómalas en contra de la lógica, la razón y la sensatez.
Moisés antes que Jesús, pedía a sus seguidores el valor y la unión para que prevaleciera la fe y pudiesen vencer al mal. Y el mal en la Biblia ha sido representado de diferentes maneras: epidemias, hambrunas, Sodoma y Gomorra; llegando a su masificación con:
“La traición del “pueblo” al condenar a su redentor”.
El talento probo venezolano debe estar atento para aportar el conocimiento y esfuerzo necesario para recuperar los principios y valores que forman parte de la idiosincrasia de los ciudadanos, y alcanzar el ansiado desarrollo económico que conlleve a optimizar la calidad de vida de los venezolanos.
Utilicemos la mejor herramienta de la democracia. EL 6D… ¡VOTA!
