Las familias venezolanas se han visto en la necesidad de adquirir productos de una talla distinta para intercambiarlos con otros usuarios que sí puedan proporcionar la talla buscada. Así ocurre con otros productos.
Unos intercambian champu por desodorante, leche por pañales, jabón por papel higiénico, pastillas de un tipo por otro o pañales o toallas sanitarias de unas medidas por otras.
Sin embrago, días atrás, tal y como reseñó EL IMPULSO, una usuaria fue detenida por varias horas dentro de un establecimiento comercial por intentar adquirir pañales de una talla distinta para su hijo de dos años de edad y con condiciones especiales.
El objetivo era intercambiarlos con otra persona, no obstante, fue calificada de bachaquera.
Ante este escenario, el abogado Manuel Virgüez, coordinador de Movimiento Vinotinto, recordó el caso de Yossul Urdaneta en Maracaibo.
La joven de 26 años no tiene brazos. Pese a su discapacidad, no pudo comprar lo requerido porque el sistema biométrico no permite que los consumidores compren algo sin imprimir la huella digital.
“No existe ninguna regulación especial, disposición o recurso que establezca un régimen de venta para personas con condiciones especiales”.
En el estado Táchira, dijo, un adulto mayor con varios días de operado tuvo que mostrar la cicatriz y parte médico de su intervención de corazón a fin de que las personas en la cola le cedieran los primeros lugares. Según algunos testigos, los funcionarios no lo permitían.
“Queremos interponer un amparo en función de la protección de los consumidores, lo que se traduce en un régimen especial de ventas al consumidor para que pueda adquirir los bienes de primera necesidad de manera expedita.
Específicamente las personas con discapacidad, tercera edad, embarazadas y mujeres con niños en brazos”.
“En una economía sana no es el trueque el mecanismo usual para abastecerse, la idea es que cada consumidor obtenga bienes y servicios sin la necesidad de experimentar tantos obstáculos debido a la escasez”.