Los puertos de Venezuela, por donde pasa la mayoría de los bienes que consumen los venezolanos, han sido sindicados durante años como uno de los supuestos focos de corrupción más grandes del país.
Y en el último año los puertos también se han vuelto una especie de metáfora de la crisis económica que vive este país petrolero: la desolación de sus muelles contrasta con las filas de buques que años atrás esperaban para descargar.
Entre 2013 y 2014 el tráfico de contenedores total en los cinco puertos principales de Venezuela cayó en un 34%, según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que hace un índice anual.
De 2015 no se tienen cifras pero, según la Cámara de Comercio de la ciudad de Puerto Cabello, por ejemplo, donde está el puerto más grande, en el primer trimestre del año hubo una caída de la actividad portuaria del 50% respecto a 2014.
Y, según la Cámara de Comercio del Estado Vargas, donde está La Guaira, el puerto está inactivo en un 90%.
La economía venezolana ha visto cómo sus reservas e ingresos han caído por la crisis económica general que vive el país hace dos años y por el bajón en el último año del 60% del precio del petróleo, que es la fuente de 95% de los ingresos del país.
Venezuela importa más de la mitad de lo que consume, así que la falta de divisas ha significado un aumento importante de la escasez de bienes y, por consiguiente, un golpe a la antes pujante actividad portuaria.
La soledad del puerto
Los patios de contenedores vacíos, las grúas apagadas, el escaso tránsito dentro del complejo: el ambiente, a pesar de la magnitud de las instalaciones, es desolador en el Puerto de La Guaira.
«Acá hace rato que no está pasando nada», dice entre risas un vigilante que con pereza se levanta de su silla a alzar la barrera para dar entrada a uno de los patios.
Mientras tanto en Puerto Cabello apenas un tercio de los puestos de atraque están descargando, en su mayoría granos, carne, pollo y leche: los bienes prioritarios por los que los venezolanos hacen horas de fila.
La terminal turística está en ruinas, pese a varios intentos del gobierno de remodelarla.
«Pasamos de tener 350 a 150 empleados y de 24 a 8 remolcadores», le dice a BBC Mundo José Manuel Rodríguez, de Venecia Ship Service, una empresa de remolcadores en Puerto Cabello.
Centralización y escándalos
Como parte de un proceso de nacionalizaciones en 2009, el entonces presidente Hugo Chávez ordenó la centralización de los puertos venezolanos bajo la figura de Bolivariana de Puertos, mejor conocida como Bolipuertos.
Quizá ninguna otra dependencia del gobierno venezolano en los últimos años ha sido objeto de tantos escándalos de presunta corrupción como esa.
Un episodio, en 2010, que muchos venezolanos recuerdan con facilidad es el escándalo de «Pudreval», cuando al menos 130.000 toneladas de alimentos podridos fueron encontradas en Puerto Cabello después de que habían sido importadas por Pdval.
Los alimentos, en su mayoría carne, habían sido abandonados por sus responsables, que al día de hoy no están plenamente identificados, pese al breve arresto de tres directivos de Pdval en ese momento.
La comisión de la Asamblea Nacional que esperaba investigar el caso fue disuelta en 2011 y hoy no se sabe cuánto dinero se perdió en las importaciones o los alquileres del escándalo.
Y también está el más reciente caso de los ferrys: en marzo, el exministro de Transporte, el mayor general Hebert García Plaza, y el exvicepresidente de Bolipuertos, Antonio González, fueron imputados por la Fiscalía por peculado doloso y concierto con contratista en un caso que investiga la millonaria adquisición de tres buques que supuestamente fueron comprados con 12 años de uso pero declarados como nuevos.
(Imagen: Puerto de La Guaira, foto tomada el 10 de julio de 2015 por la BBC).