Fue Sócrates en Grecia quien primero escribió sobre el papel de las mujeres en la vida íntima de un político. Sobre Aspacia, la gran asesora de Pericles, llegó a decir que: “No sólo era la más hermosa de las mujeres, sino también una mujer de inteligencia y de carácter, encanto y ternura, y mucho le deben las mujeres de Atenas”.
En los últimos años hemos visto en traginoso afán dos mujeres esposas de políticos presos: Lilian Tintori y Mitzy Capriles de Ledezma. Han tenido labios aventajados para defender la inocencia de sus maridos, perseguidos por un régimen ya conocido en el mundo por castigar, difamar, exiliar y matar a sus adversarios.
Mitzy Capriles de Ledezma ha realizado una lucha titánica en favor de la libertad de su esposo Antonio Ledezma el Alcalde Metropolitano de Caracas, acusado injustamente de conspiración, sin que se le hayan presentado al juez de la causa, pruebas que justifiquen su encarcelamiento. Mitzy ha recorrido kilómetros en varios continentes para defender no solo la causa de su marido, sino la lucha por la libertad de Venezuela.
En ese recorrido la han recibido Ex Presidentes de varios países, Alcaldes, Organizaciones Internacionales, Parlamentos, Obispos, El Vaticano y su más reciente apelación ha sido ante el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra. Aunque el gobierno venezolano se retiró de la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, permanece aún en la de las Naciones Unidas, donde por cierto es miembro.
La prensa internacional ha dado cuenta en su denuncia de lo que significa la zozobra para un preso al que se le ha dado por causa de su restablecimiento después de una operación, la casa por cárcel. “Cada vez que suena el timbre en casa, pensamos que vienen a buscarlo para llevarlo a la cárcel”, dice Mitzy. Así son los regímenes fascistas como el de Hitler, Mussolini, Franco, Stalin, Trujillo, Pinochet y como el de Nicolás Maduro Moros.
A Mitzy en su valor se le incorporado la reciedumbre del espíritu de mujeres batalladoras de Venezuela. Desde Luisa Cáceres de Arismedi, Manuelita Sáenz, Ismenia de Villalba, Ana Luisa Llovera, Vidalina de Bartoli, Ana María Rodríguez, Olga Luzardo, Isolda Salvatierra, Cecilia y Carmen Clemente Travieso, Mercedes Fermín, Isolda Medina de Méndez, Argelia Laya, Isa Dobles y Leonor Mirabal y de las aun luchando como Isabel Carmona de Serra, Lolita Aniyar de Castro y la incansable María Corina Machado.
Antonio Ledezma sigue siendo un preso emblemático de la tiranía bicéfala de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. Ellos olvidan que el silencio impuesto a muchos políticos en el mundo, los dotó después de una voz potente en el poder. Habrá un nuevo tiempo, cuando como dijera Joaquín Gabaldón Márquez no haya “escuelas sectarias, cuarteles autócratas, miserias de justicia, vilipendios, egoísmo feroz, sino una sólida conciencia nacional con libertad y democracia”.
