La plena felicidad de los seres humanos no la proporciona nunca un gobierno. La felicidad del espíritu radica en Dios. Pero la felicidad temporal, la conseguiremos a través del esfuerzo personal reflejada en nuestra conducta. Sin embargo, un buen gobierno puede ayudar a encontrar esa felicidad limitada y temporal, aunque su materialización dependa del esfuerzo personal de cada quien. En el discurso pronunciado por Bolívar en el Congreso de Angostura el 15 de febrero de 1819, el Libertador plantea que “el sistema de gobierno más perfecto es aquél que produce la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política. ”Sin olvidar que el mismo Libertador en ese discurso plantea que “la felicidad consiste en la práctica de las virtudes”.
He estado reflexionando acerca de los logros gubernamentales en esta época de supuesta “revolución bolivariana” y recordando frases de Bolívar. Un sistema de gobierno donde las pequeñas grandes cosas se han olvidado, no proporciona felicidad alguna. El señor Chávez prometió, citando la frase de Bolívar arriba referida, hacer feliz a este pueblo y no lo logró. Hoy es un pueblo angustiado y triste, perdió su alegría y en muchos casos su esperanza. El señor Maduro no tiene idea de lo que hace, salvo complicarnos cada día más con problemas innecesarios. Hoy en Venezuela no hay nada de los bienes esenciales para el desempeño cotidiano de los venezolanos. La escasez de bienes cada vez es mayor. Alimentos, medicinas, útiles escolares, repuestos de automóviles, artículos para la higiene personal y para limpieza de nuestras viviendas y oficinas. Todos hemos sufrido a lo largo de varias semanas la constante suspensión de energía eléctrica, poniendo en riesgo no sólo el bienestar de la población en una época de mucho calor, sino también en riesgo la salud de muchos enfermos hospitalizados que requieren de instrumentos que funcionan con electricidad e incluso los no hospitalizados que requieran exámenes médicos sólo realizables con electricidad. El agua no llega sin electricidad.
En mi casa hemos sufrido la falta de electricidad porque hasta la cocina es eléctrica, si no hay electricidad no se puede comer. La alimentación adecuada se pone en peligro porque es imposible conservar en buen estado los alimentos. Los ascensores no funcionan y los ancianos no llegan hasta sus apartamentos. No funcionan las escuelas, semáforos, con todo el peligro que implica, la industria en general, universidades con sus laboratorios costosos dañándose, hasta la Refinería de Paraguaná se paralizó por falta de electricidad. Y a todo esto el gobierno pareciera no importarle. Un gobernador oficialista manda a comer piedras ante la escasez de alimentos. Enfermedades como el paludismo, la tuberculosis, la neumonía, el cáncer avanzan ante la falta de medicamentos. El régimen indolente ante estos hechos. La inseguridad cada vez peor y el gobierno sólo preocupado de que no se conozcan las estadísticas de las situaciones que vivimos. El régimen “bolivariano” se olvidó de los postulados de Simón Bolívar, ya no hay felicidad posible, sólo hay una gran tristeza, imposible de continuar soportando.