En el libro de notificación de novedades de la Policía del municipio Andrés Eloy Blanco, quedó plasmada la última novedad que haría el jefe de Investigaciones, supervisor Robert José Giménez Sánchez.
12:35 a.m. del martes 6 de octubre de 2015: “Sale una comisión del Cicpc Quíbor junto a los policías municipales, Oficial Agregado Freddy Martínez y supervisor Robert Jiménez, hacia el campo”.
Tres horas después, Giménez, de 40 años de edad, quien comandaba la comisión, fue asesinado.
Los funcionarios iban en busca de un peligroso criminal apodado El Manuelito, oriundo de Quíbor, quien en 2012 asesinó a su esposa embarazada y desde entonces se enconchó en el caserío El Rincón, a dos horas de Sanare.
El Manuelito construyó una casa de bahareque y techo de zinc, internada en un área boscosa y escondida de manera que no pudiera verse desde ningún punto de la montaña. Allí se instaló junto a otros dos hombres: El Anderson y otro sujeto, cuya identificación se desconoce.
El jefe de Investigaciones coordinó un allanamiento. Se fueron cinco efectivos del Cicpc, dos de la Policía Municipal de Andrés Eloy Blanco y un uniformado de la Policía del estado Lara. Llegaron a la vivienda a eso de las 3:00 de la madrugada, cada uno con sus armas de reglamento y linternas, rodearon la casa.
Giménez se ubicó en la puerta de entrada y dijo en tono recio: No salga nadie. Al instante sonó una detonación.
Los compañeros pensaron que el funcionario había disparado para ingresar a la vivienda, caminaron hacia la parte delantera y lo encontraron ensangrentado. Un antisocial le descargó la escopeta en la sien, ocasionándole la muerte en el acto.
El delincuente dejó la escopeta recortada en el sitio, también unas “chancletas” y huyó. Resultó que los criminales estaban “dateados”, les avisaron que esa madrugada irían por ellos y decidieron esperarlos en las adyacencias de la casa para sorprenderlos a su llegada.
Familiares los alertaron
Al amanecer llegaron al sitio al menos treinta funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) de las delegaciones de Quíbor, El Tocuyo y Barquisimeto. También hubo apoyo de la Policía del estado, de la Municipal y de la Guardia Nacional.
Los lugareños colaboraron con las comisiones para llegar al sitio caminando y en caballos porque no hay vía de acceso en vehículo.
Alrededor de la escena estaban unos pocos curiosos, entre ellos dos hombres que mostraron una actitud sospechosa.
Los comisionados a cargo de la investigación los interrogaron, los subieron al cajón de una patrulla y los trasladaron hacia Barquisimeto en condición de testigos.
Presuntamente estos dos individuos serían quienes alertaron a los criminales de la presencia policial. En el sitio se dijo que eran el tío y el cuñado del hombre que asesinó a Giménez, el amigo de El Manuelito y El Anderson.
Hasta ahora no hay ningún detenido por el caso, pero se conoció que los efectivos mantendrán cercadas las posibles escapatorias de los criminales.
Funcionario ejemplar
Robert Giménez era funcionario del Cicpc pero nueve años atrás pasó a formar parte de los fundadores de Polisanare. Era egresado de la cuarta promoción de abogados de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora (Unellez) núcleo Sanare, graduado con honores. Actualmente se especializaba en Ciencias Policiales.
Isidro Piña, prefecto del municipio manifestó: “La pérdida de Giménez nos duele; él era un gran funcionario de Polisanare, por no decir que el mejor”.
Giménez, en su condición de segundo al mando de la policía municipal, se mantenía en constante comunicación con los medios para informar sobre los procedimientos positivos que realizaban en su policía. Contaron sus compañeros que siempre iba de primero en las comisiones, tenía estrategia, era un policía por vocación.
Deja a tres hijos en orfandad, una niña de 17 años, un varón de 14 y otro de 3. Aunque nació en El Tocuyo, estaba residenciado junto a su esposa e hijos en Sanare.