El título de este artículo es propicio para considerar la situación que está viviendo nuestro país en estos momentos. Y lo hacemos, debido a algunos criterios que relacionan la situación indicada con las profecías, con Dios y las Sagradas Escrituras. Pero, el motivo principal al final, es poder sacar una enseñanza espiritual a la misma. Estamos convencidos que nuestra misión como cristianos es presentar la verdadera esperanza a nuestros lectores que es Cristo Jesús. El tema político está demasiado trillado y sobra quien escriba de ello.
Hay quienes sostienen que la carestía, el trauma para conseguir el alimento a precios razonables y la crisis de alimentación que estamos afrontando casi la totalidad de los venezolanos está predicha en la Biblia. Que son características propias del tiempo del fin, donde vamos a padecer hambre, plagas, enfermedades etc. Igualmente argumentan que perdimos la oportunidad de aprovechar el tiempo de las vacas gordas y no nos preparamos para afrontar el de las vacas flacas. Y eso no lo vamos a contradecir, sin embargo, creemos, que Dios al “poner gobernantes”, espera que la administración de ellos sea transparente e impecable en el servicio a sus ciudadanos. Que sirvan con honestidad y mucha eficiencia para mantener el bienestar y la paz de la nación toda donde les colocó para que gobiernen. Y eso es algo para tener en cuenta. Incapacidad, corrupción, falta de convocatoria a los mejores y tal vez nula aplicación de justicia son sin lugar a dudas situaciones muy propias de los distintos gobiernos que acceden al poder en estos países llamados del tercer mundo. Unos peores que otros, pero esa es la constante. Pero, nuestro tema no está orientado a emitir juicios de valor en este sentido.
El punto que nos asiste a los cristianos verdaderos, es meditar de qué manera la situación que estamos afrontando puede allegarnos más a Dios y poder dar testimonio de su amor y de su misericordia a la humanidad y para los venezolanos. Cómo podemos crecer en fe y ayudar a otros a conseguir el Camino a Cristo. No tanto con sermones y textos bíblicos, que por la manera y la forma como lo hacemos a veces, solo conseguimos apartar a las personas del amor de nuestro Señor Jesucristo. Sino combinarlo sabiamente con acciones concretas, con pruebas de amor y solidaridad, con servicio desinteresado. En pocas palabras, con excelente testimonio. Como nos lo dice Dios en su Santa Palabra. “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos”Sant.1:22.
Porque, “Hay muchos que profesan ser seguidores de Cristo, y sin embargo no son hacedores de su Palabra. No saborean esa Palabra porque les indica servicio que no les es agradable. No les gustan los sanos e íntimos reproches, las fervientes exhortaciones. No aman la justicia, pero son dominados despóticamente por sus propios impulsos humanos caprichosos” … “La fe y las obras son los dos remos que deben emplearse para impulsar el barco contra la corriente de la mundanalidad, el orgullo y la vanidad” Elena de White. ¿Cómo les parece? ¡Hasta el próximo martes Dios mediante.