El descanso nocturno de los vecinos de la calle Canaima en El Trompillo parte alta, al norte de Barquisimeto, fue interrumpido cuando a la 1:30 de la madrugada de este jueves se escucharon cinco detonaciones de arma de fuego. El ataque fue hacia un menor de 15 años de edad, quien quedó tendido en medio de la calle de tierra con un tiro en la región temporal.
¿Hermana escuchaste eso?, le preguntó Bianca Coronel a su hermana. Pasaron diez minutos para que las damas se atrevieran a asomarse. Lo que vio la señora Coronel jamás se borrará de su memoria: el último de sus cuatro hijos y único varón había sido asesinado.
Nadie vio nada, como es lo típico en estos casos donde es evidente el temor de los vecinos a emitir comentarios. Toda la madrugada la señora estuvo en vela, sentada al lado del cadáver de su hijo, aferrando su mano a la de él.
Familiares creen que el móvil del crimen fue el robo porque los homicidas le quitaron la cartera con los documentos, dinero y un suéter blanco.
Era la 1:30 de la madrugada cuando el quinceañero regresaba del velorio de un amigo en una vivienda cercana. Le faltaban menos de diez metros para llegar a su casa cuando fue interceptado por sus victimarios.
El adolescente asistía a clases sabatinas para culminar el bachillerato, siempre le decía a su mamá que quería superarse y ayudarla con los gastos del hogar. “Era un niñito, no tenía amistades malas, yo conocía a sus amigos, todos son del barrio con quien compartía desde que nació. Yo creo que no se dejó robar y por eso lo mataron” manifestó su hermana.
Funcionarios de la División de Homicidios acudieron al sitio para realizar el levantamiento del cuerpo, lo hicieron frente a los ojos de decenas de vecinos, incluso niños. La tétrica escena finalizó con un grito desgarrador de la progenitora al ver partir a su hijo en el carro fúnebre.