En una jornada, montaña adentro, los candidatos del circuito 2 difundieron el mensaje de la Unidad y del cambio
Ser candidato a diputado en el circuito 2, el de “La Montaña”, significa estar dispuesto a cumplir los más largos y extenuantes recorridos, y adentrarse en parajes impresionantes, desde el punto de vista natural, pero, asimismo, en la cara más olvidada de Venezuela, la que está más lejos de todo signo de progreso y con la modernidad.
El pasado fin de semana acompañamos a los candidatos de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), en una jornada en el municipio Crespo, la cual se inició bien temprano y acabó cuando ya la noche había puesto su acento de penumbras y quietud absoluta en caseríos acerca de los cuales el habitante de la ciudad apenas tiene idea de que existen.
La gira comenzó en Duaca y siguió hacia Cogollal, Arire, Las Casitas, La Barrosa, La Travesía, La Clariteña. A lo largo del camino, la vía, casi siempre envuelta en polvo, mostraba los residuos de asfalto que aún sobreviven desde los tiempos de la calumniada Cuarta República. Nada de una carretera reciente, en pendientes por donde sólo la doble tracción es bienvenida. “La revolución se olvidó de nosotros hasta en la época electoral”, nos dijo un lugareño de Las Casitas, donde Eudio Castañeda ejerce la convocatoria. Es un activo líder natural que, según decían todos, tiene fama de que “nunca ha perdido unas elecciones”. Lo mismo puede decirse de otro reconocido dirigente de la democracia, José Moreno, a quien escuchamos hablar de la tragedia que en Crespo representa surtirse de agua. “Los acuíferos se secan, se está deforestando las cabeceras de los ríos sin ninguna consideración”, advertía angustiado.
De repente Roland Carreño y Sobella Mejías se detenían para saludar y participar en asambleas, algunas de más de 50 personas. No faltó la visita a la familia que aún con el afiche de Nicolás Maduro a la entrada de la casa, les querían participar que podían contar con ellos. El rostro de los asistentes retrataba, con crueldad, la necesidad económica, la exclusión social a la cual están sometidas esas franjas de compatriotas fuera del alcance de todo plan oficial.
De lo que sí tienen noticias es de las bondades del plan Camino al Campo, que adelanta la gobernación del estado. Vimos canchas deportivas, aducciones, viviendas, medicaturas, escuelas y otras obras hechas realidad mediante ese programa.
16 años en peleas
El discurso de Roland Carreño es llano, directo. La gente lo recibe como toda una celebridad que desciende del mundo del espectáculo, y del glamur, para hablarles de sus necesidades más sentidas. Y lo hace sin poses. No deja de recordar de dónde viene, de las estrecheces por las cuales tuvo que atravesar, en Aguada Grande, Urdaneta, para abrirse camino, hacerse de un nombre, y triunfar.
“Se nos han ido 16 años en las peleas del Gobierno, que llama apátridas a los demás sin enterarse de que hay una nación deseosa de oportunidades, jóvenes que lo darían todo por estudiar o dedicarse sin problemas al deporte, a alcanzar sus sueños”, le escuchamos en el sector El Huso al carismático candidato, que según nos aseguraron está muy bien posicionado en todas las encuestas.
El periodista habló del “desastre que significó confiscar Agropatria, dejando desguarnecidos a los productores del campo, con la aplicación de un modelo económico equivocado”. Hombres de manos callosas allí presentes, asentían con sus cabezas. Habló de las dificultades que se tienen para mejorar una vivienda, ante la escasez de cemento; de la inseguridad y de la falta de planes para que el medio rural venezolano, ahora desasistido, vuelva a florecer y producir todo cuanto ahora se importa de otras naciones”. Luego recalcó: “Tendremos un país de oportunidades. Venezuela necesita un cambio urgente. Afortunadamente los venezolanos han entrado en razón y dicen: ¡Basta!” Esta vez fueron los jóvenes quienes más lo aplaudieron.
“¿Ustedes han visto por aquí a los fulanos diputados del Gobierno?”, preguntó Carreño. Un rotundo “nooo”, fue la respuesta. “A Sobella y a mí, cuando seamos diputados, aquí nos van a tener, siempre al pie del cañón con ustedes”.
“No tengan miedo”
Sobella Mejías, quien es abogada y fue rectora del CNE, centra sus palabras en el tema electoral y en el drama social.
“El Gobierno nos ha secuestrado el futuro, pero sobre todo a los más pobres”, dijo.
Luego arengó: “Nos vamos a quitar ese yugo, el seis de diciembre, votando por el cambio”.
Les habló de su vivencia personal: “Yo vengo de una familia con una mamá analfabeta, que lavaba y planchaba ajeno para alimentar a sus hijos”, expresó.
Dijo que ahora los muchachos tienen prohibido estudiar. “Una libreta vale 1.000 bolívares”.
Narró lo que le había contado una muchacha de Rincón Hondo: “Ella se fue a recoger tomates y se ganó en una semana lo que cuesta un paquete de harina”.
Pidió acudir a votar en masa el seis de diciembre. “No tengan miedo. El voto es secreto. La llave para salir de esto es la tarjeta de la manito, la de la Unidad, abajo y a la izquierda. Votemos todos, con decisión, sin mirar atrás, porque nos ha llegado la oportunidad de recuperar el país, para que vuelva a ser de todos”.
Ya en la tarde, una asamblea adereza las palabras, las consignas, con la música. Un grupo del lugar lanza sus notas al aire. Los candidatos bailan, mezclados entre gente que más allá de sus tristezas y penurias, encuentra espacio para celebrar la vida y aferrarse a la esperanza.
