La Comunidad Internacional está integrada por Estados, Organizaciones Internacionales y Personas Internacionales. Entre estas últimas el Papa y la Orden Militar de Malta. La presencia del Pontífice Francisco en el seno de las Naciones Unidas obliga a valorar la actuación de la Iglesia católica y el Papa en este foro mundial, donde ahora ondeará la bandera vaticana.
Fue en 1965 cuando por primera vez un Papa visitó Nueva York para hablar en el vigésimo aniversario de la ONU. Paulo VI presentó un mensaje en nombre de los muertos caídos en las guerras para abogar por la paz, exaltó la igualdad de los Estados, la cooperación internacional y el valor de una civilización unida por la espiritualidad. Fue aplaudido recordando al presidente Kennedy, con la frase “Nunca más la guerra”.
Años más tarde, en el quincuagésimo aniversario de la ONU y en 1995, Juan Pablo II, en el umbral de un nuevo milenio recordó que todos somos habitantes de un mismo planeta y planteó la ética de la solidaridad. Era un Papa que venía de la Europa del Este, no le fue difícil condenar el totalitarismo, la guerra fría, pedir el respeto por las diferencias, hablar de la libertad, la verdad y de la la civilización del amor.
En el 2008, un Papa de origen alemán, el más aventajado teólogo de estos tiempos, Benedicto XVI, llegaba a la llamada capital del mundo, Nueva York, para en el mismo pódium de sus antecesores, ofrecer a la diplomacia mundial la experiencia de la Iglesia, en dos mil años de historia. Contrapone intolerancia y discriminación a coexistencia y reconciliación. Insiste igual que sus antecesores en la unidad de la familia humana y el valor de la religión en la trascendencia del hombre.
El Papa Francisco venido como él mismo dijo “del fin del mundo”, con un estilo diferente, insiste en el cuidado del planeta, valora el aporte de los inmigrantes, defiende la libertad y ataca las ideologías fundamentalistas y el narcotráfico. En este septuagésimo aniversario de la ONU escucharon su discurso más de 150 Jefes de Estado y de Gobierno. Habló igualmente sobre la necesidad de respetar las diferencias de opinión y se refirió al conflicto sirio, a Las matanzas en el norte de África y en el oriente medio.
La gira por Cuba y Estados Unidos lo ha dejado en forma indiscutible como el mayor líder del mundo, conciencia de la humanidad. Sus cualidades personales de sencillez, humildad, transparencia, han sido destacadas por casi todos los medios de comunicación del mundo. La Santa Sede se ha convertido en un factor determinante en la solución de los problemas de los diferentes continentes. La diplomacia vaticana adquiere cada vez más una importancia de primer orden en el diálogo de los pueblos.