Los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de Cuba, Raúl Castro, mantuvieron este martes un encuentro bilateral con el embargo contra la isla en primer plano, al margen de la Asamblea General de la ONU, que continúa con varios líderes latinoamericanos.
Obama muy sonriente y Castro con gesto sobrio, los dos mandatarios se estrecharon la mano poco después de las 10H00 (14H00 GMT).
El líder cubano pidió a su contraparte estadounidense que acelere el uso de sus prerrogativas para hacer modificaciones al embargo -como ya hizo recientemente- ante las dificultades políticas de que el Congreso levante el entramado legal de sanciones vigente desde 1962.
«El presidente cubano reiteró que para que haya relaciones normales entre Cuba y Estados Unidos debe ser levantado el bloqueo que causa daños y privaciones al pueblo cubano», dijo el canciller cubano Bruno Rodríguez en una conferencia de prensa en Nueva York al final de la reunión de los presidentes.
Pero Cuba interpeló directamente a Obama exigiendo que «la realidad del bloqueo sea modificada sustancialmente mediante las muy amplias facultades que tiene el presidente de Estados Unidos», añadió Rodríguez.
Castro y Obama se vieron las caras por una media hora, al margen de la Asamblea General de Naciones Unidas. Es el primer encuentro de los líderes desde que Washington y La Habana restablecieran relaciones diplomáticas en julio y comenzaran el proceso de normalización plena.
Pero ya se habían visto en una histórica bilateral en abril durante la Cumbre de las Américas de Panamá, que formalizó el descongelamiento de las relaciones iniciado hace casi un año luego de más de medio siglo de mutua desconfianza.
Obama llegó a la reunión tras haber pedido el lunes el fin de «un embargo que no debería estar más en vigor» y mostrarse confiado en que el Congreso estadounidense «inevitablemente» levantará las restricciones, en un aplaudido discurso durante la Asamblea General.
En un momento simbólico, la intervención de Obama fue presenciada en directo por el propio Castro, que hacía su debut en la cita anual de la ONU y es el primer líder cubano presente desde su hermano Fidel en 2000.
Castro replicó destacando que la completa normalización de las relaciones entre los dos vecinos deberá esperar «un largo y complejo proceso», que, además del «fin del bloqueo», contempla la devolución del «territorio ocupado ilegalmente en la base naval de Guantánamo».
Tras la apertura de embajadas, los dos países han comenzado las negociaciones sobre esos asuntos, pero ahora la ruta es más intrincada y posiblemente durará años, mientras los dos países resuelven complejos otros asuntos como los millonarios reclamos por compensaciones.
Para empezar, en el Congreso estadounidense existe una férrea oposición al acercamiento con Cuba y el conservador partido Republicano que controla las dos cámaras rechaza considerar el fin de las sanciones contra la isla comunista.