No cesan las palabras de nostalgia por la muerte del maestro Alfonso Jiménez, docente y escritor ejemplar, quien convirtió su vida en servicio y en entrega a la palabra.
Juan Raad Álvarez, presidente encargado de la Asociación de Escritores del estado Lara, y Astrid Liscano, del tribunal disciplinario de Asela, además de articulistas del diario EL IMPULSO, comentaron su profunda tristeza por la partida del eminente intelectual, quien, hasta última hora, mantuvo su agenda plena de actividades.
Para Raad Álvarez fue “ciudadano ejemplar, lleno de valores, pacífico, amante de las letras, amigo de sus amigos”.
Ahora, al asumir su cargo de manera temporal, tratará de mantener el legado del profesor Jiménez, en el sentido de cumplir las normas de la institución y valorar a cada uno de sus miembros, además de fomentar la integración gremial.
Astrid Liscano lo conocía desde hace diez años. Esta larga amistad le permitió conocerlo en su inmensa dimensión: “Era un hombre de palabra firme. Pleno de valores; optimista. Siempre mantuvo un gran sentido del humor y trataba a sus amigos con mucho cariño y respeto”.
Lector y escritor apasionado, su último proyecto fue una investigación sobre la Biblia. Los capítulos quedaron inéditos. Ojalá sea posible su edición como manera de honrar su memoria.