El papa Francisco visitó el domingo en Filadelfia una prisión y saludó personalmente a un centenar de detenidos, criticando a los sistemas penitenciarios que «no buscan generar nuevas oportunidades» en un país que aplica la pena de muerte.
En el día final de su gira por Estados Unidos, el sumo pontífice argentino de 78 años cumplió con una actividad que a menudo forma parte de sus viajes pastorales, dirigiéndose a la prisión de Curran-Fromhold en las afueras de esta ciudad del este del país.
«He venido como pastor pero sobre todo como hermano a compartir su situación y hacerla también mía», dijo en un discurso antes de estrechar la mano uno por uno a los presos sentados en filas en un amplio hall.
Francisco intercambió incluso algunas palabras con varios de ellos y recibió de regalo una hermosa silla fabricada por los propios detenidos.
En su mensaje en español, criticó que «es penoso constatar sistemas penitenciarios que no buscan curar las llagas, sanar las heridas, generar nuevas oportunidades».
«Este momento en su vida solo puede tener una finalidad: tender la mano para volver al camino, tender la mano que ayude a la reinserción social», aseguró, señalando que esto «levanta la moral de toda la comunidad».
«Sean forjadores de oportunidades, sean forjadores de camino, de nuevos senderos. Todos tenemos algo de lo que ser limpiados, purificados. Que esa conciencia nos despierte a la solidaridad», dijo a los detenidos.