El Papa Francisco ofreció este sábado desde el Independence Mall de Filadelfia durante el Encuentro para la Libertad Religiosa, un discurso lleno de paz, fortaleza y esperanza para quienes se encuentran en calidad de inmigrantes en los Estados Unidos. Desde allí les dijo: «muchos de ustedes han venido a esta tierra con un costo personal, no se desanimen por las dificultades que tengan que afrontar».
El Santo Padre inició su palabras recordando lo que significa el lugar histórico, donde se firmó el Acta de la Independencia de Estados Unidos el 4 de julio de 1776, y donde se dio pie para el derechos fundamental de que todos los seres humanos son iguales desde su nacimiento», fundamento que sirve como de base a la formación civil y democrática de la nación norteamericana.
-Cuando un país está determinado a permanecer fiel a sus principios, respeto a la dignidad humana se fortalece y se renueva… un pueblo que tiene memoria no repite los errores del pasado, y afronta con confianza los retos del presente y del futuro, cuando los individuos ven garantizado el ejercicio de sus derechos no solo son libres sino que también contribuyen a toda la sociedad, afirmó.
El Papa también se refirió a la libertad religiosa y la labor fundamental que tiene en la sociedad. «El hecho religioso no es una subcultura, es parte de cualquier pueblo y cualquier razón, es necesario que los fieles de las diversas manifestaciones religiosas unan sus voces por las paz y la tolerancia… la prueba definitiva de su grandeza es la manera cómo tratan a todos los seres humanos, pero sobretodo a los más débiles… ustedes los hombres y mujeres religiosos son su voz y muchos han hecho que su grito sea escuchado, la sociedad se debilita cuando la injusticia prevalece».
A los inmigrantes les dio la bienvenida y los llamó a hacer una inmigración responsable respetando el lugar y la sociedad donde lleguen.
-No se desanimen por las dificultades, ustedes traen muchos dones a esta nación, no se avergüencen nunca de sus tradiciones…ustedes están llamados a ser ciudadanos responsables, y a contribuir con fortaleza los que vinieron antes a vida de las comunidades, al contribuir con sus dones no sólo encontraran su lugar aquí sino que ayudarán a renovar la sociedad…que este país dé gracias por las muchas bendiciones y libertades que disfrutan que puedan defender estos derechos».
El máximo representante de la Iglesias Católica no quiso dejar a un lado el tema de la Globalización, de la que hizo una analogía sobre la artimética.
«La globalización no es mala, nos une, lo que puede ser malo es el modo de hacerlo, si pretenden igualar a todo, esa globalizacion destruye la riqueza y particularidad de cada persona y cada pueblo, si la globalización es una esfera donde cada punto es igual equidistante del centro, no es buena, pero si la Globalización une como un poliedro y conserva a cada entidad, es buena y da dignidad al pueblo».