Conjuga la devoción del andino por acceder al poder, con la maestría adeca para armar piezas y maquinarias que lo preserven. Lince pasado de peso, es capaz de alterar y poner a favor de su causa los azares más adversos. Edgar Zambrano, vicepresidente de AD. Aspira a repetir como diputado a la Asamblea Nacional. Confiesa que es el escenario que más le agrada.
-¿Por qué usted era una suerte de pieza inamovible entre los precandidatos de la MUD? A cualquiera podían mover, remover o desaparecer en la maqueta, menos a usted.
-Nadie es inamovible. Esta no es una feria de egos, ni de individualidades. Aquí no hay elegidos, ni semidioses. Creo haberme ganado no por derecho de sangre, sino con laboriosidad de horario puntual, la posición que ostento dentro de la Unidad.
-¿Qué tipo de corona tiene usted?
-En democracia no hay príncipes herederos. Recuerda que en el proceso de 2010, igualmente, sobre la base del trabajo del período anterior, se propuso mi nombre para encabezar la plancha. Nosotros optamos por el circuito número 3 y cedimos, en legítimo derecho, a favor del hoy alcalde, Alfredo Ramos. Me he cuidado de rendir cuentas. En el trabajo está nuestra fortaleza, no en el reclamo arrogante de privilegios.
-¿Se considera un político con carisma?
-Soy, en esencia, un político de oficio, un operador al servicio de mi partido, Acción Democrática. Trabajo las 24 horas del día para la política. Esa es mi pasión, esa es mi vida, respiro política. Si hoy tuviera que escoger un oficio, definir un destino, un estilo de vida, reincidiría con gusto en la política.
-Usted no es un tipo popular, ¿o sí?
-Prefiero el reconocimiento al aplauso, el sentimiento al oropel; no soy dado a los fogonazos de la pantallería, es verdad. Eso me permite ser más auténtico, más dueño de mis actos. Soy, eso sí, un hombre sensible, discreto. Me gusta servir, ser útil. Vengo de abajo, de una familia muy humilde, y no olvido mis raíces, los afanes y agonías de la gente de donde yo vengo.
-Sus adversarios dicen que usted es hábil para el arreglo, para la componenda.
-Si algún arte tengo es el de ser tesonero, en mis propósitos y luchas. Privilegio la conciliación, antes que las posiciones juradas, propias del orgullo.
-Usted pareciera uno de los últimos exponentes del pragmatismo adeco.
-Acción Democrática no se está desintegrando. En lo que a mí respecta, practico la observación, no el cálculo. Cuando estoy errado, lo admito sin tapujos. Me cuesta hablar en primera persona. Prefiero ser un simple artífice de la armonía, y de las salidas razonables, que un elegante patiquín de la intriga.
-¿Tiene a alguien en mente cuando dice eso último?
-A nadie en particular. La mezquindad es una imagen difusa.
-¿Por qué son tan contadas sus intervenciones en el parlamento?
-La eficiencia de un diputado no se mide sólo por el número y elocuencia de discursos.
-¿Se mide por sus oportunos silencios?
-Es que mucha parte del trabajo, quizá el más pesado, no se ve, no se hace para las cámaras. Por ejemplo, la defensa, que no tiene horario, de los presos políticos, los exiliados, los perseguidos. Además, existen distintas tareas que la Mesa de la Unidad Democrática endosa a sus parlamentarios.
-¿Son misiones secretas?
-No. He sido cinco años jefe de la fracción de mi partido y coordinador alterno, junto a los jefes de fracción de las bancadas formadas por Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, los independientes y Copei. Nos toca coordinar la dinámica de los parlamentarios, sus intervenciones, la estrategia a seguir ante cada planteamiento de la bancada oficialista. Asimismo, está el trabajo en las comisiones especiales, en los foros internacionales y en el propio hemiciclo. Fui vocero de la Mesa cuando se pretendía solicitar el desaforo de Julio Borges, a petición del propio Julio. Fui vocero, por sugerencia de la dirección de los partidos, cuando se discutió las sanciones de Obama. En Ginebra y Hanoi denuncié la criminalización de la actividad parlamentaria, y de la disidencia.
-¿No elude así el acto de fijar posición frente a hechos delicados?
-En absoluto. Hemos dado a conocer públicamente nuestro criterio frente a distintos temas espinosos, de interés nacional, sin importar su impacto mediático o político.
¿Hay fósiles en AD?
-¿En AD los cargos de dirección son eternos? ¿Cuándo ratificó la militancia a Ramos Allup y a usted?
-Acción Democrática, de acuerdo a sus estatutos, y en concordancia con el último proceso electoral realizado, debe renovar autoridades en toda su estructura, desde las parroquias hasta el Comité Ejecutivo Seccional, en el año 2016.
-¿Algún adeco puede competir con usted, sin morir en el intento?
-Todos los actores políticos de mi partido tienen perfecto derecho a aspirar a todos y cada uno de los cargos. Existe un trabajo de activismo y conducción que es evaluado de manera permanente por la militancia, y reconocido por nuestros asociados y adversarios políticos.
-¿Asociados?
-Los partidos de la Mesa, la pluralidad, la diversidad política, y el propio partido de Gobierno.
-¿El PSUV los evalúa a ustedes?
-Así como nosotros los evaluamos y medimos a ellos. En los últimos años, como política de la dirección nacional, AD se ha descentralizado y vive un proceso de empoderamiento de nuevos liderazgos. Los cuadros juveniles encuentran en AD una plataforma histórica para hacer carrera política.
-¿No han devenido los partidos en meras franquicias?
-Con defectos y virtudes, los partidos son patrimonio de la democracia venezolana. Fueron maltratados por la antipolítica, tras el advenimiento de Hugo Chávez. Se flageló al liderazgo de los partidos llamados tradicionales, se los demonizó a través de una campaña feroz, sirviéndole en bandeja de plata a Hugo Chávez su ascenso al poder. AD, que está cumpliendo 74 años, tiene un legado de ejecución de obra pública que no se puede borrar de un plumazo. Por lo demás, AD es el vientre que ha permitido el nacimiento de nuevas fuerzas políticas. En cada uno de los partidos actuales hay figuras que militaron o estuvieron en la casa de Rómulo Betancourt. Los partidos son el instrumento más eficiente para la réplica constitucional de las sociedades organizadas, para ordenar y canalizar el reclamo social.
“No éramos rivales”
-Eduardo Gómez Sigala dice que él fue excluido de la lista opositora al parlamento, pese a que en 2010 sacó 3.000 votos más que usted. Le reprocha no haberse medido con él en primarias.
-Gómez comete un grave error y una bizarra desconsideración contra todos los partidos, independientes, comandos de campaña, electores, activistas y militantes que lo acompañaron a lo largo y ancho del pasado proceso, y defendieron sus votos en las mesas. Los sufragios que sumó pertenecen al abanico multicolor que conforma la Unidad. Es mentira que se tratara de una competencia entre actores de la oposición. No íbamos en plan de rivales, con propuestas encontradas. Sólo Gómez, en su ego incurable, lo asumió o entendió así.
-Gómez Sigala tiene el respaldo de seis tarjetas.
-Es que hoy Gómez se refugia en partidos asociados clandestinamente al Gobierno. Aun así dice que es más opositor que los demás. Qué majadería. Si él está más allá del bien y del mal, ¿por qué no se inscribió por iniciativa propia? Gómez luce desatinado, fuera de foco. Si en 2010 él hubiese competido contra la Mesa, hoy no sería diputado. Pero entonces no tuvo ningún reparo en ser candidato por consenso, y hoy traiciona a la MUD, al universo opositor. En todo proceso quien divide a la mayoría, beneficia a un tercero.
-Hay una polémica con la tarjeta de MIN Unidad, colocada por el CNE para confundir, al lado de la que corresponde a la MUD, en el tarjetón. Gómez Sigala dice que ese partido, que se separó de la MUD, lo inscribió sin solicitarle su aprobación.
-La soberbia y la falsedad son malas consejeras y acaban sobredimensionando posturas y ambiciones. Para inscribir a un candidato es indispensable su firma de aceptación. Por eso es que en una oportunidad no se pudo inscribir a Eduardo Lapi, por estar exiliado en Perú. Si la firma de Gómez fue forjada, eso constituye delito.
-Gómez Sigala alega que él rechazó esa postulación, por escrito, ante el CNE.
-Si le forjaron su firma, entonces Gómez está obligado a acudir al Ministerio Público y denunciar a los directivos de ese partido felón. Si no lo hace estaría avalando esa postulación que dice rechazar e incurriría en una oferta engañosa hacia los electores, a la espera de que le arrimen unos votos impropios. La política es cosa seria, de carne y hueso, no un juego en el que la vanidad determina quién es imprescindible y para ello cualquier atajo vale.
-¿Es cierto que las ausencias de Gómez Sigala se deben a las faltas de su suplente?
-Falso. Según el Reglamento Interior y de Debates se trata de una responsabilidad personalísima. No se endosa al principal la ausencia del suplente, ni al suplente la ausencia del principal. El propio Gómez revela que sus faltas están relacionadas con viajes al exterior financiados con su propio peculio, lo cual prueba que no era una misión de cámara; y si no era misión de cámara, su ausencia no es justificada.
-Usted también acumula ausencias.
-Mi desincorporación está relacionada con mi asistencia al Parlamento del Mercosur, a la Unión Interparlamentaria Mundial, a las sesiones de la Internacional Socialista, a las gestiones en defensa de presos políticos y exiliados, de los diputados sometidos a persecución judicial, de estudiantes acusados por los hechos de febrero de 2014, así como de las causas que se siguen a ex gobernadores y ex alcaldes. En todo caso, mi récord de asistencia es uno de los mejores.
-Usted no estaba presente en la sesión del 24 de marzo de este año, cuando la Asamblea rechazó las sanciones de Obama. Andrés Avelino Álvarez, su suplente, levantó la mano.
-Es un hecho comunicacional que yo me encontraba en el hemiciclo, en mi curul. El diputado suplente, quien se plegó al Gobierno, estaba en la fila posterior, levantó su mano y así fue reseñado por el presidente de la cámara, lo que constituye un acto írrito.
-Se llegó a especular que fue algo preparado entre usted y su suplente.
-Es que era un voto inocuo. Esa alzada de mano no tenía ninguna validez. Los votos del PSUV eran suficientes para aprobar el acuerdo.
-Su suplente también firmó, el 28 de diciembre de 2014, Día de los Inocentes, la lista de nuevos magistrados del TSJ. ¿Tampoco tuvo usted nada qué ver?
-El partido lo aclaró suficientemente. Ningún miembro de la bancada votó a favor de la propuesta del PSUV. Yo jamás me ausenté del recinto durante la sesión. El voto del suplente fue, además de inválido, innecesario, simbólico, bajo su absoluta responsabilidad.
El elogio de Diosdado Cabello
-En un foro de El Universal, el 19 de octubre de 2014, Diosdado Cabello dijo que la oposición no tiene palabra y que “de los viejos políticos, Edgar Zambrano es la excepción”. Sólo lo mencionó a usted. ¿Por qué ese extraño halago de alguien tan despiadado con la oposición?
-Eso de viejo tomémoslo como un tácito reconocimiento a la madurez política con que hemos interactuado con el propio Diosdado, como presidente del Poder Legislativo y vicepresidente del partido de Gobierno.
-¿Se entienden ustedes?
-Hemos alcanzado acuerdos necesarios, en medio de los conflictos, con la observancia de los jefes de fracción de nuestra plataforma parlamentaria. Esos acuerdos han sido honrados a cabalidad. En política la palabra tiene un valor supremo, es un código de honor a través del cual es posible ganarse el respeto del más acérrimo adversario. Eso nos ha permitido incluso ser intermediarios de los propios parlamentarios del partido de Gobierno. Entiéndelo, José Ángel, yo no estoy en la política para hacer enemigos.
Encuentros con el Papa
-Usted ha sostenido dos encuentros con el Papa. ¿Cómo lo ha visto, qué le ha dicho?
-Observo que el Papa Francisco siente el gran peso de sus responsabilidades. La Iglesia ha sido una referencia vital en las gestiones que en el mundo se adelantan a favor de quienes sufren por infortunios, desigualdades, injusticias. He percibido su angustia, la comprensión que se desprende de su bondad. De la mano de la Iglesia y sus pastores, al calor de las proclamas del Santo Padre, las acciones del ex secretario de Estado del Vaticano, cardenal Dominique Mamberti, como las de quien ejerciera la Nunciatura Apostólica en Venezuela, hoy secretario de Estado, Pietro Parolin; del cardenal Jorge Urosa Savino y monseñor Diego Padrón, presidente de la Conferencia Episcopal, se han conjugado hechos que conocen tanto prisioneros como exiliados, y sus afligidas familias. Ha sido activa, aunque callada, misericordiosa, la intermediación de los purpurados de la Iglesia con actores del Gobierno, en representación de allegados de quienes sufren la persecución política, protegiendo el derecho a la vida, a la dignidad, los derechos humanos fundamentales. El otorgamiento de una serie de medidas humanitarias, la liberación de prisioneros, forma parte del haber de esas gestiones de incalculable valor, que hemos acompañado junto a los parlamentarios Biagio Pilieri, Hernán Alemán, José Sánchez “Mazuco”, Richard Blanco, Rodolfo Rodríguez, Oscar Romero.
-A propósito, ¿cuál es la situación de Carlos Ortega?
-Carlos Ortega, uno de los venezolanos más emblemáticos en el exilio, vive una circunstancia lastimosa en suelo peruano. La lejanía de sus seres queridos, de los afectos más inmediatos, el prolongado desarraigo, aunado a una difícil condición económica, constituyen un hecho que merece la reflexión de los venezolanos e impulsa con mayor ahínco nuestra decisión de trabajar las 24 horas del día para obtener la mayoría parlamentaria y, con los votos del pueblo y la Ley de Amnistía Nacional, traerlos de regreso. No sólo a Carlos, a Manuel Rosales, Oscar Pérez, Rafael Poleo y tantos venezolanos que añoran su patria y lo darían todo por estar aquí.
-¿Usted cree que el país ha sido lo suficientemente solidario con ellos?
-Debemos hacer más. En febrero de 2002 iniciamos una tarea que busca evitar un olvido que golpea a quienes expusieron sus vidas en la lucha por una mejor Venezuela. Van 188 oficios entregados cada semana a Hugo Chávez en vida y posteriormente a Nicolás Maduro, pidiéndoles audiencia formal para tratar las formas de resolución de cada uno de los casos de prisioneros y exiliados. Es una manera de mantener en la opinión pública el recordatorio permanente de las calamidades, vejaciones y humillaciones que padecen quienes están en la cárcel, o en el destierro, sólo por pensar distinto al Gobierno. En la última comunicación, consignada esta semana en Miraflores, le exigimos a Maduro la averiguación pertinente de los atropellos denunciados por la familia de Leopoldo López, y por él mismo, tras ser sentenciado y sometido a tratos crueles e indignos que violan de manera flagrante los códigos y la ética del tratamiento que debe darse a un preso político. Hasta los prisioneros de guerra merecen un trato respetuoso de la condición humana.
-¿No fue ingenuo Leopoldo López al entregarse a sus carceleros?
-Su sacrificio es admirable y no se perderá. Leopoldo López es un político joven, formado en la academia, con carisma e inteligencia. Hoy sufre una injusta detención, sentenciado sin elementos de convicción, sin causa probatoria. Leopoldo es un preso político que debemos liberar el seis de diciembre. La manito que lleva la tarjeta de la MUD es la que lo despojará de sus cadenas. Por eso hoy más que nunca es urgente la unidad de propósitos.