Francisco, el primer papa latinoamericano de la historia, empezará el sábado un viaje, el décimo de su papado, a Cuba y Estados Unidos, una ocasión para tender puentes entre el país comunista y la superpotencia capitalista.
El pontífice argentino, de 78 años, tiene previsto un programa muy denso con 26 discursos -8 en Cuba y 18 en los Estados Unidos-, cuatro de ellos en inglés.
Entre las etapas clave de su gira hay una ceremonia en la Plaza de la Revolución de La Habana, 17 años después de la visita de Juan Pablo II y tres de la de Benedicto XVI.
Francisco hablará en el Congreso de Estados Unidos en Washington (la primera vez para un papa) y se dirigirá a 170 representantes y jefes de Estado del mundo reunidos en la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York.
El papa cerrará su viaje estadounidense con una misa en el Benjamin Franklin Parkway de Filadelfia, en un encuentro mundial de familias católicas.
En Cuba, donde estará desde el sábado hasta el martes, visitará La Habana, Holguín y Santiago. El pontífice argentino está considerado un amigo del país, gracias a su papel en las conversaciones que llevaron al deshielo entre el régimen comunista cubano y Estados Unidos.
Tanto el régimen como la Iglesia local han elogiado su contribución a la normalización de relaciones entre ambos países.
Las tres visitas papales en los últimos diecisiete años demuestran la atención excepcional que el Vaticano concede a este país. La iglesia local, que en varias ocasiones pidió que se levantara el embargo económico impuesto por Estados Unidos, logró a cambio mayores derechos para los católicos.
Coincidiendo con la visita del papa, Cuba anunció el indulto de más de 3.500 presos, una cifra sin precedentes. El régimen también había indultado a prisioneros antes de la visita de Juan Pablo II (1998) y Benedicto XVI (2012).
Durante su visita, Francisco se reunirá con jóvenes, familias, obispos locales y rezará en Santiago ante la venerada patrona de Cuba, la Virgen de la Caridad del Cobre.
Su viaje se abrirá probablemente con un encuentro con Fidel Castro pero no incluye reuniones con los opositores al régimen ni con los representantes de Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que están llevando a cabo en La Habana negociaciones de paz con el gobierno de Bogotá.
Un papa anticapitalista en Estados Unidos
En Estados Unidos Francisco será recibido personalmente por el presidente Barack Obama y su esposa Michelle en la Andrew Air Force Base de Washington.
Su viaje, bajo estrictas medidas de seguridad, alternará reuniones oficiales con encuentros con vagabundos en Washington, inmigrantes en Nueva York y presos en Filadelfia.
El Vaticano aseguró que «no hay motivos» para preocuparse por la seguridad del papa y descartó amenazas, como había anunciado un senador.
Deseoso de entrar en contacto con las multitudes, sobre todo con los católicos hispanos, Francisco recorrerá varias avenidas a bordo de un papamóvil abierto.
Uno de los momentos más importantes de la visita será su discurso ante las dos cámaras reunidas en el Congreso estadounidense, un discurso que pronunciará en inglés, un idioma que no maneja.
Para el papa, muy crítico con los excesos del capitalismo, que condena a los fabricantes de armas y a la industria petrolera y minera, será un reto hablar ante un congreso dominado por los conservadores.
En la ONU hablará, en español, ante los representantes de todo el mundo de problemas globales como la protección de los recursos naturales, la pobreza, el cambio climático, los refugiados y la trata de personas.
Según fuentes del Vaticano, Francisco pedirá desde la ONU que la trata de personas para la prostitución sea considerado un crimen contra la humanidad.
En Nueva York, el papa participará en un encuentro interreligioso en el Ground Zero (donde estaban las Torres Gemelas) y en Washington canonizará a un misionero español del siglo XVIII, Junípero Serra, evangelizador de California, acusado por algunos de haber contribuido a erradicar la cultura india.
En Filadelfia, última etapa de su viaje, presidirá una reunión por la libertad religiosa, y luego celebrará una misa a la que se espera la asistencia de 1,5 millones de personas coincidiendo con el encuentro internacional de familias católicas.