Para recordar: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3: 16).
Parte de este artículo lo tomamos de la película titulada: “Tan fuerte y tan cerca”, de Tom Hanks, realizada en el año 2011. Fue dirigida por Stephen Daldry y actuaron: Tom Hanks, Sandra Bullock, John Goodman, Thomas Horn, Viola Davis.
Aunque tenemos reservas sobre una de las protagonistas, por su preferencia amorosa hacia el mismo sexo. No obstante, la película dejó interesantes lecciones.
Este largo metraje, observado en la televisión, trata de “un niño de 9 años, perdió a su padre en el atentado del 11-S, en World Trade Center, Nueva York y encontró una llave, en su apartamento, creyendo que su progenitor le había dejado un mensaje.
Tomas Horn, es Oscar Schell, ese niño especial, movido por la estrecha relación que llevaba con su papá, trató de encontrar la cerradura en muchos lugares.
Nuestro título: La llave maestra, representa la más grandiosa Historia de Amor que hayamos escuchado; del cual se han hecho películas, se han escrito libros, poemas, música y como humanos, nos quedamos cortos para plasmar el profundo sentido esa palabra: Amor; especialmente si viene de Dios.
Cristo se había ofrecido antes de la fundación del mundo (1ª Pedro 1:20), en caso que en la creación entrara el pecado. El ser humano falló y cumplido el tiempo profético, Dios permitió la entrega y así está escrito: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito…” (Juan 3:16).
Con el texto anterior, algunos se preguntan: ¿Cómo pudo un Padre amante, entregar a su propio hijo por la raza humana, sabiendo que lo iban a rechazar? ¿Cristo hubiese muerto por los que niegan su existencia? El enemigo de Dios hace creer, a la humanidad, que podemos vivir sin Dios.
La Santa Escritura dice: “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron» (Juan 1:11). El rechazo a Dios no es nuevo, todavía hay quienes no aceptan que existe o está vivo. Y con todo eso, ¿todavía nos preguntamos, por qué el mundo marcha mal?
Hablando de rechazo, la escritora E.White dice: “Así es hoy. Se repite esta historia, y se repetirá vez tras vez antes de que venga el Señor en las nubes del cielo…” (A fin de conocerle, 11 de febrero).
Dios (Padre), tuvo que ver morir a su propio Hijo, en manos de esos malvados romanos, judíos y otros. Pero, para nuestra alegría, el plan de salvación fue un éxito y eso deroga la posibilidad que nazca otro Mesías y como era Cristo quien debía morir, nadie puede declararse mediador o Salvador.
Cuando Jesús recibió nuestro castigo, es una demostración que Dios no pudo evitar la sentencia de su propio Hijo y por ello, permite, temporalmente, los lamentables decesos que han ocurrido hasta hoy. Sin embargo, Dios promete acabar, pronto, con el problema de la muerte, el dolor y la enfermedad (Apocalipsis 21:4).
La película de Hanks sobre el 11-S, muestra el amor de un padre por su hijo. Pero, en sentido superlativo, Dios reveló su Amor por nosotros, al entregar a su Hijo. Y esa palabra “Amor” (Divino), se convirtió en la llave maestra que ha abierto el corazón de miles de seres humanos, por más de 2.000 años, al aceptarlo como único Salvador personal. Y por eso, el texto inicial concluye: “para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
