Justicia mancillada

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“El hombre bueno es libre aunque esté preso. Y
El hombre malo es esclavo aunque esté libre.”San Agustín
La Justicia, aquella que el jurista romano Ulpiano definió como “la constante y permanente voluntad de darle a cada quien lo que le corresponde”; aquella que el Libertador calificó como “la reina de las virtudes republicanas que sostiene la igualdad y la libertad”, aquella por la que Jesús de Nazaret señaló que serían bienaventurados quienes tuvieran sed de ella porque serán saciados, ha sido brutalmente mancillada por una juez venezolana. Sin pruebas y sin fundamento de ninguna naturaleza, una juez provisoria, inmadura, sin la completa formación académica requerida, acaba de sentenciar a trece (13) años y nueve (9) meses de prisión, al dirigente político Leopoldo López, por su supuesta culpabilidad en los sucesos vividos en Venezuela a partir del mes de febrero de 2014.

Leopoldo López lleva un año y siete meses preso, casi incomunicado, castigado y hostigado por el régimen, expuesto al más perverso tratamiento, sin que se le permita la visita en muchas ocasiones de sus padres, esposa y pequeños hijos. Mucho menos la visita de dirigentes políticos nacionales y extranjeros que han querido estar con él. Qué diferencia con el tratamiento que en su momento se les dio a los golpistas del 4 de febrero de 1992. Durante el proceso que se le siguió a Leopoldo López no solo no pudo probarse nada, sino que más bien las pruebas presentadas desvirtuaron todo lo imputado.

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Los expertos en lingüística, en mensajes telefónicos, en mensajes subliminales… llegaron a la conclusión de que López no tuvo ninguna responsabilidad. A la defensa no se le permitió presentar todas las pruebas que deseaba y al mismo Leopoldo no se le permitió presentar un video que preparó para dejar totalmente probado que nada tuvo que ver con los delitos que se le imputan. Pues bien, para Susana Barreiros, Leopoldo López es culpable de todos los delitos imputados, aunque ninguno se hubiera probado. Ella siguió órdenes. López debe ser condenado a más de 11 años de prisión, sin contemplaciones, debe hacerlo y así lo hizo ella.

¿A cambio de qué tomó la juez esa decisión? Yo no lo sé. He leído todo tipo de conjeturas y no puedo decir cuál es cierta. Todas pueden serlo. Lo que sí está claro, evidente, es que no administró justicia. Obedeció intereses del gobierno. Condenó sin pruebas y esto es muy grave, contrario a la ética profesional y al juramento de grado que prestamos los abogados. Hay un inocente condenado. Ella no debe haber leído nunca el adagio jurídico según el cual “es preferible absolver un culpable que condenar un inocente”. El gobierno se portó mal hasta con la juez que le hizo el “favor”, la expuso al escarnio público mundial. Nadie va a querer cerca a esa persona. Ella, no sé si por ingenua, inmadura o por irresponsable, aceptó ese papel. Lo lamentará toda la vida. Leopoldo no estará preso 13 años y 9 meses. Pero ella estará execrada del mundo entero toda la vida. Pobre mujer. Que se miren en ese espejo los jueces que ahora conocerán del caso. Basta que no mancillen la justicia y tendrán la conciencia limpia.

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