El papa Francisco reconoció en una entrevista a una emisora portuguesa que toda popularidad tiene su precio y recordó que «Jesús también en un momento fue muy popular y después terminó como terminó», dijo.
«Yo muchas veces me pregunto cómo será mi cruz, cómo es mi cruz. Porque las cruces existen. No se ven pero están», aseguró Francisco en una entrevista que concedió a la emisora portuguesa Renascenza con la veterana vaticanista Aura Miguel.
«Y Jesús también en un momento era muy popular y después terminó como terminó, ¿no? O sea, ninguno tiene comprada la felicidad mundana», comentó el papa argentino.
«El Señor me cuidará como cuidó a Pedro. Pero Pedro murió crucificado, así que no sé cómo terminaré yo. Que decida Él. Mientras me de la paz, que haga lo que quiera», agregó.
En la entrevista, en español y en la que abordó numerosos temas, el papa argentino comentó asuntos más personales.
Subrayó, hablando de la crisis humanitaria en Europa debido a los refugiados, que él es también es hijo de emigrantes en Argentina, nación que no ha caído en la xenofobia y ha sabido acoger a todos los emigrantes procedentes de diversos países europeos.
«Vemos estos refugiados, esta pobre gente, que escapa de la guerra, que escapa del hambre, pero esa es la punta del iceberg. Pero debajo de eso, está la causa, y la causa es un sistema socioeconómico malo e injusto», dijo.
Al referirse a su vida en el Vaticano, a las dos salidas recientes que ha hecho, como asistir a una misa matutina en la basílica de San Pedro y visitar un oculista del centro de Roma para reparar sus anteojos, Francisco confesó que necesita salir.
«Yo necesito salir, pero todavía (…) no son los tiempos», comentó. «El contacto con la gente lo tengo los miércoles y eso me ayuda mucho, ¿no?», añadió.
«Lo único que extraño de Buenos Aires es salir a ‘callejear’, a andar por la calle», admitió.
¿Y qué le quita el sueño?, le preguntó Miguel. «¿Le puedo decir la verdad? Yo duermo como un tronco», afirmó.