El aniversario de la ciudad siempre se concibe como una oportunidad para reflexionar sobre sus espacios y su futuro crecimiento; cada año la ocasión es propicia para evaluar sus debilidades y fortalezas, de la mano de expertos en distintas áreas del quehacer cotidiano: urbanismo, educación, salud, cultura, economía, entre otras.
Por lo general, el análisis se basa en la infraestructura que existe y en las obras requeridas, sin embargo, desde hace poco más de 10 años las tendencias se orientan hacia la necesidad de consolidar la calidad de vida dentro de las urbes, un concepto que va más allá de la simple construcción de avenidas que faciliten la movilidad vehicular o de otras infraestructuras que se creen necesarias para mejorar la convivencia.
El doctor Emilio Urbina Mendoza, experto en Derecho Urbano, destaca que toda ciudad posee un espíritu y una identidad propia, y a propósito del 463 aniversario de la capital larense se pregunta ¿es Barquisimeto fiel a su identidad?
Explica que la actualidad se considera que no existe un plan de ordenamiento urbano perfecto en ningún lugar del mundo y estos se conciben como un instrumento que debe ser utilizado como una especie de carta de navegación que evite el naufragio o el fracaso de las ciudades. “El objetivo de estos instrumentos, que en el caso de Venezuela se conocen como Plan de Desarrollo Urbano Local (PDUL, según la Ley de Ordenación Urbanística promulgada hace 25 años), es hacer de la ciudad un lugar de plena convivencia”.
El naufragio o fracaso de una ciudad se da cuando se pierde la identidad cultural; se mantienen ideas ambiciosas de un desarrollo industrial que supera la capacidad de la ciudad o cuando se deja de pensar en el ser humano y se encapsula a sus habitantes en espacios secos o fríos. Barquisimeto es una de las 16 ciudades de Venezuela que cuentan con un PDUL, por ello el experto recomienda que se aproveche el potencial de la ciudad en el proceso de Reforma de la Ordenanza del PDUL que todavía sigue su curso, a fin de “construir una ciudad más humana en lo que resta de la segunda y la tercera década de este siglo XXI. El eje central es rescatar, mantener y fortalecer la riqueza cultural de Barquisimeto, como parte de una identidad que debe preservarse en el tiempo”.
Reconstruirla ética pública
-¿Cómo se hace de la ciudad un lugar para la plena convivencia?
-Existen muchas formas de hacerlo, por ejemplo, con campañas masivas de formación ciudadana; pero, hasta ahora lo que se hace es publicidad ciudadana. La educación para el manejo de los desechos sólidos es otra forma de lograrlo, siempre y cuando se tomen en cuenta todas las variables para hacerlo. Atrás debe quedar ese concepto de las ciudades dormitorio y la vinculación de la calidad con construcciones y obras.
Según Urbina, de nada vale construir cierta cantidad de plazas o parques, si no se promueve la ética pública moderna, que consiste en la definición de valores y el respeto a la responsabilidad individual.
Es una premisa que según el experto parte de lo individual y se refuerza con la referencia de las autoridades locales.
“El término viene a hacer frente a lo que llamamos privatización de la ciudad, que nada tiene que ver con un concepto de negocios o empresarios; significa que cada persona asume los espacios urbanos como suyos, como su propiedad privada, y ello genera anarquía (los conductores irrespetan el paso peatonal o no dan paso a otro vehículo, las personas arrojan basura a las calles), porque cada quien se comporta como si estuviese en su casa.
A su juicio, nunca es tarde para reconquistar la ciudadanía y construir esa ética pública que tanto se necesita, y para hacerlo hace falta un ejercicio más contundente de la autoridad y visión de quienes tienen en sus manos la conducción de la ciudad. Ideas, capacidad y coraje La concejal Milagro Gómez de Blavia, exvicepresidenta de Fundasab y directora de la Fundación Espacios para la Vida, también nos ofrece su visión sobre la ciudad a propósito del aniversario.
-¿Cómo percibe la ciudad? ¿Cree que es necesario reorganizar nuestros espacios?
-Como habitante de Barquisimeto, comparto la preocupación de muchos por el deterioro de la ciudad como espacio de vida y aun reconociendo la difícil situación que vive la nación y el esfuerzo notable del alcalde Alfredo Ramos en superar escollos y conflictos creados para perturbar su gestión, considero que no hay excusas para desentenderse de las oportunidades ni de la aspiración de captar la voluntad de todos.
Temprano comprendí las potencialidades que están a nuestro alcance cuando se vence la apatía y el sectarismo. Para esta transformación de nuestra ciudad se necesitan no sólo ideas sino capacidad y coraje. No continuar la práctica clientelar, sino dar instrumentos a las comunidades y brindar espacio al diálogo para alentar la participación y corresponsabilidad en las tareas públicas. Eso es darle contenido a la democracia desde la institución básica del Estado que es el Municipio
-¿Hacia dónde debe crecer la ciudad?
-En una palabra: hacia arriba. Debe aumentarse la densidad poblacional de Barquisimeto, hoy con 41 habitantes por hectárea; para que sea una ciudad sustentable debe ser mínimo 80 habitantes por hectárea.
Barquisimeto para muchos urbanistas sufre del efecto “panqueca”: una expansión desordenada y anárquica, sin criterio de planificación y cuyo crecimiento es producto del manejo populista de la legítima aspiración de toda familia de tener una vivienda.
El urbanismo contemporáneo es enemigo de esa expansión y tiende a la optimización de los espacios urbanos, al máximo aprovechamiento de los servicios públicos y a permitir el ejercicio colectivo del “derecho a la ciudad”, que exige aparte de vivienda, servicios y espacios públicos: conectividad, acceso a transporte público, instalaciones educativas de calidad que garanticen el derecho a la educación a todos los niños en edad escolar, edificaciones para el quehacer cultural y el emprendimiento.
-¿Qué se requiere para consolidar una ciudad más humana, con calidad de vida?
-En el Barquisimeto de 463 años, lo primero que debo pensar para que sea una ciudad humana es en agua, luego en agua y después en agua. La angustia por la falta del vital líquido es compartida por los defensores de un desarrollo sustentable que saben el riesgo que corre la humanidad por la carestía del vital líquido y el maltrato a la naturaleza y a la madre tierra.
Barquisimeto fue hasta hace pocos años modelo de ciudad limpia, regulada, productiva, segura y amable, una ciudad que enorgullecía a sus pobladores. Queremos seguir creyendo en sus potencialidades.
Ninguna ciudad puede ser humana en un entorno de caos, violencia, oscuridad, inseguridad jurídica, corrupción, desempleo, desesperanza… ningún territorio poblado puede servir a sus habitantes sin planificación urbana, sin leyes, sin instituciones, sin normas claras para la convivencia y mucho menos, en un permanente conflicto entre distintos niveles de gobierno. Ni Barquisimeto ni ningún otro centro urbano puede tener un cambio social sustantivo sin políticas educativas que estimulen y fortalezcan la búsqueda de una mejor calidad de vida.
“Barquisimeto todavía está a tiempo” expresó hace unos años el gran hombre de letras Manuel Caballero en un evento sobre la ciudad. El llamado hoy es generoso y democrático: a los líderes civiles y militares, a los gobernantes locales, estatales y nacionales, al empresariado y a los diversos sectores económicos, a los gremios, Iglesias y academia, a los medios de comunicación, a los estudiantes, organizaciones y partidos políticos y en especial a la ciudadanía a darle a Barquisimeto una mano amiga en momentos que celebra un nuevo cumpleaños y así contribuir todos a reconstruir la ciudad con la voluntad de todos.
Al rescate de la productividad
Barquisimeto se ha caracterizado por ser una ciudad comercial, con un importante desarrollo industrial y turístico reciente; ha sido una urbe modelo por el acopio y la distribución de mercancías que tiene lugar en el Mercado Mayorista de Barquisimeto (Mercabar). Sin embargo no es un secreto la crisis que enfrentan estos sectores o áreas desde hace varios años y por diversas causas.
El presidente de Fedecámaras-Lara, Alberto Gámez, destaca que tanto la capital como el estado Lara necesitan la culminación del Sistema Hidráulico Yacambú-Quíbor, para fortalecer todas las áreas económicas, agrícolas y productivas de la región. “Además se debe solventar el problema de acceso a la vía férrea y la reciente disminución de vuelos diarios desde Barquisimeto hacia Caracas y otras ciudades del país, una realidad que ha golpeado duramente a los empresarios”.
En las zonas industriales de la ciudad se registran problemas en las vías de penetración y debido al déficit de los servicios de agua, electricidad y aseo urbano. “Comdibar hace un gran esfuerzo para solventarlos pero requiere del apoyo de todos los niveles de gobierno”.
-Hay mucho por hacer, nosotros proponemos la creación de una Comisión de Desarrollo Económico de Barquisimeto, que permita analizar las debilidades e identificar las fortalezas de nuestro entorno. Los empresarios somos los socios más fuertes de la Alcaldía, el 78% de lo que se recauda en el Semat viene de nuestro sector, por eso el llamado es a trabajar en conjunto para impulsar la productividad. Nosotros estamos dispuestos a colaborar.
Tanto Fedecámaras como Proinlara también trabajan en un proyecto de creación de una quinta Zona Industrial en el sector de Pavia, que próximamente será presentado. Por su parte, el presidente de Mercabar, Atilano Linárez, reitera su llamado a la consolidación de un acuerdo con el sector privado que permita consolidar el plan de expansión propuesto por Fudeco en el año 2006, denominado Lineamientos para el Ordenamiento Físico Espacial y Desarrollo de Mercabar.
División en el sector cultural
Educación y políticas sociales En el ámbito cultural, el presidente de la Fototeca de Barquisimeto, Carlos Eduardo López, ofrece una visión crítica de lo que a su juicio sucede en estos momentos con nuestros espacios culturales. Dice que el estatismo y el centralismo, caracterizan este período. “La división en el sector cultural es evidente: de un lado los oficialistas, que reciben prebendas, viajes, giras y menudencias a costa de seguir ciegamente las líneas dictadas por el alto gobierno. Del otro lado, quienes mantenemos una posición crítica y somos apartados e ignorados”.
Detalla que contamos con una Cinemateca, “inaugurada en varias ocasiones pero que permanece inactiva”.
“Una Red de Arte dirigida a los artistas afines. Un Gabinete Cultural que acompaña a la dirigencia del PSUV, mas no a los cultores. Una Imprenta del estado Lara, que no imprime y está al servicio de un minúsculo sector”.
Además, advierte sobre un daño a las tradiciones cuya celebración o festividad depende de los recursos asignados. “Si no llega la partida no se viste La Cruz; si no hay doceavo no sale San Antonio; sin plata no baila San Pascual; lo que anteriormente se realizaba por pasión y devoción, hoy está supeditado al financiamiento público para que tenga lugar”.
“En el caso del organismo rector a nivel regional, el presupuesto es repartido en míseras ayudas a cientos de adultos mayores que en algún momento realizaron actividades vinculadas a la cultura. Y la desaparición de espacios culturales independientes es otra señal de la crisis del sector. Si de patrimonio se trata, la situación se hace más evidente: centros históricos en ruinas y espacios culturales sustraídos del servicio cultural y convertidos en estacionamientos o comercios.”.
López considera que para impulsar la cultura “es necesario creer en ella como elemento transformador de la sociedad”.
Educación y políticas sociales
Según el doctor Antonio Pérez Esclarín, educador y doctor en Filosofía, principal defensor de la calidad educativa, “mientras no superemos mediante políticas eficaces la escasez, la inflación, la especulación, la inseguridad, la violencia, el deterioro de los sueldos y salarios en el país y en cada región…, va a ser imposible lograr educación de calidad”.
Considera que toda propuesta de elevar la calidad de la educación debe ir acompañada de unas políticas sociales, económicas, productivas y de seguridad eficaces, porque de lo contrario está condenada al fracaso.
“La lucha por el derecho a una educación de calidad para todos implica no sólo garantizar más presupuesto para educación, sino también más presupuesto para seguridad, salud, trabajo, y mejores condiciones de vida de los educadores y de la población en general”.
Barquisimeto cuenta con 726 planteles educativos con estudiantes matriculados, en el municipio Iribarren, según datos de la Zona Educativa del estado Lara. La matrícula estudiantil es de 230.411 alumnos y para este año se desarrollan 13 obras de infraestructura escolar en la jurisdicción, así como 70 reparaciones menores.
De igual forma, existen 250 colegios privados que registran un importante déficit de cupos para nuevos ingresos, debido a la alta migración de alumnos desde el nivel de educación inicial y del sector público.
La educación es una de las áreas fundamentales de toda ciudad, por ende su optimización es necesaria y forma parte de la calidad de vida de sus habitantes.