Con la sabiduría y experiencia del más culto de los personajes, el gran Omar Montero compartió y repartió, a diestra y siniestra, historias en las que su Barquisimeto querido es el escenario principal, un montón de anécdotas y recuerdos que embargan de emoción y nostalgia hasta al más duro de los corazones, regalándonos así una mañana diferente, sabrosa que, entre cuentos y risas, trascurrió con la avenida 20 como testigo
Quien no haya tenido la dicha de conocerlo, definitivamente no sabe lo que se pierde, pues el hombre que protagoniza estas líneas es, sin lugar a dudas, un personaje encantador, sabio y maravilloso, de esos que inspira confianza y transmite paz; de esos de cuyos labios emergen las más interesantes historias; de esos, a los que hasta provoca pedirles la bendición y saludar con un fuerte abrazo de palmaditas en la espalda que será correspondido sin pensarlo dos veces.
Barquisimetano de nacimiento, Omar Daniel Montero Alvarado, más allá de haberse mudado directamente del vientre materno a la concurrida carrera 21, es un guaro en cuerpo, alma y corazón, un hombre que se entregó sin medida a su ciudad, que se hizo profesional con el único propósito de aportar todos los granos de arena posibles al progreso de la tierra que lo vio nacer, que le entregó su juventud a estos suelos crepusculares y que, hasta el sol de hoy, sigue dando lo mejor de sí para que la ciudad de sus amores sea cada vez mejor.
Ingeniero Civil de recorrido largo e intenso y político de carrera corta pero prolífera, padre de hijos ejemplares y amigo de personalidades de grandes legados. Constructor de edificaciones y esperanza, barquisimetano de vivencias y del centro, presidente estrella del Consejo Municipal y persecutor incansable del progreso; “Lasallista” de corazón y hombre de principios y valores, son , en resumidas cuentas, las caracterñisticas que conforman el ser de Omar Montero, digno ejemplar del buen barquisimetano.
¿Quién es Omar Montero?
Recién egresado de la Universidad Central de Venezuela,y con su título de Ingeniero Civil bajo el Brazo, regresó a su terruño para trabajar en el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, específicamente en la Dirección de Malariología, un cargo que le dio infinitas satisfacciones y gran sentido de la responsabilidad social, pues estaba haciendo una de las cosas que más lo llenaba: Trabajar con personas necesitadas que no tenían ningún tipo de apoyo, labor extraordinaria que durante tanto tiempo Montero desempeñó con la mayor de las disposiciones.
Al tiempo, una nueva faceta se adueñó de él y fue entonces cuando comenzó su lucha gremial, llegando incluso a estar durante dos años consecutivos a la cabeza del Colegio de Ingenieros.
Luego, a pesar de no haber sido militante de ningún partido político, sino simplemente un ciudadano preocupado por su ciudad y por el bienestar de su país, Montero, quien había trabajado en la campaña electoral de Luis Herrera Campins, resultó electo Presidencia del Concejo Municipal, comenzando así ese período de incursión en la política que le dejó grandes aprendizajes, anécdotas vividas y logros alcanzados.
Palabras del corazón
– Para Omar Montero, Barquisimeto es…
La ciudad más bella
– ¿Qué representa la Divina Pastora para usted?
Nuestra Madre
– ¿A qué le sabe Barquisimeto?
A una buena acemita
– ¿Quién sería para usted un guaro inolvidable?
El Dr. Argimiro Bracamonte
– ¿En qué se diferencia el guaro del resto de los venezolanos?
En su amabilidad
– ¿Cuál es ese rincón de Barquisimeto en el que están sus más gratos recuerdos?
El Colegio La Salle
– ¿Qué le sobra y qué le falta a la ciudad?
Le sobra espacio y le falta amor
– ¿Qué le regalaría a Barquisimeto en su cumpleaños?
Que la volvamos a hacer más humana
– ¿Con qué canción identifica a la ciudad?
Con Endrina, de Napoleón Lucena
– ¿Cuál es el ícono más representativo de Barquisimeto?
Su gente
“De cada etapa de la vida he conseguido cosas positivas y grandes satisfacciones, como haber sembrado en la colectividad el amor por Barquisimeto y lograr que el barquisimetano se sintiera orgulloso de serlo”
“Estoy orgulloso y feliz de haber vivido ese momento en el que la ciudad fue creciendo sin olvidarse del ciudadano, del peatón, ni de los niños… Esa época en la que se construían plazas para el disfrute del barquisimetano”
“De niño, la ciudad me regaló una vida bucólica, me permitió tener amigos de la cuadra y jugar con ellos en la calle, libre de peligros o preocupaciones, y desbordante de tranquilidad”