Murió Manuel Antonio Pérez Díaz a la edad octogenaria de los patriarcas, es ligero su equipaje porque el trabajo, la dignidad, la lucha, la constancia y la honorabilidad, atributos que tuvo en vida son ahora alas que lo llevarán a la inmortalidad luminosa de los hombres buenos.
Nació en Macapo, el cofre cultural del estado Cojedes. Su vida fue una lucha constante por mantener y defender principios, dentro de los cuales el hacer valer los derechos de los periodistas ocupó siempre un lugar prioritario. Probablemente no lo recordemos por algún episodio fulgurante de esos que quedan como una centella imborrable en la memoria colectiva, tampoco por que haya tenido un verbo letal en contra de sus adversarios y si hurgamos en sus escritos probablemente no encontraremos textos especiales que lo pongan como ejemplo de prosa extraordinaria.
Pero cada vez que recordemos las luchas periodísticas en Venezuela, cada vez que en el repaso histórico se rememore el coraje de los periodistas que desde la clandestinidad enfrentaron dictaduras y expusieron su vida para defender la Democracia a través de panfletos, volantes y periódicos furtivos, estaremos recordando a Manuel Antonio Pérez Díaz.
Cada vez que los periodistas venezolanos registremos con orgullo que somos el único país del mundo que cuenta con una Ley de Ejercicio que reserva con exclusividad el manejo y la difusión de noticias por los medios de comunicación social a los colegiados en el CNP, tendremos que recordar a Pérez Díaz. Y no es porque él haya sido el líder singular que la hizo posible, simplemente porque él encarna con méritos y propiedad ese plural de luchadores infatigables que la hicieron realidad.
Manuel Antonio Pérez Díaz toda su vida perteneció al partido Acción Democrática y toda su vida lo dijo y sostuvo con orgullo, su consecuencia con AD era parte de su honor ciudadano. Como periodista su gran fortaleza fueron las luchas gremiales, el estar presente, contra viento y marea, en todos los escenarios donde se discutiera o decidiera el destino del CNP, colegio donde ocupo la Secretaria General Seccional, igual que anteriormente había sido directivo de la AVP (Asociación Venezolana de Periodistas).
Los periodistas estamos eternamente en deuda con Mariano Picón Salas quien en 1936 fundó la Asociación de escritores y Periodistas Venezolanos, con Arturo Uslar Pietri, Ramón José Velásquez y otros intelectuales de la misma talla que en 1941 crearon la AVP, con la directiva de esta AVP que en 1947 logró culminar sus luchas para que se abriera una Escuela de Periodismo en la Universidad Central de Venezuela. Con la generación de periodistas que lograron la aprobación de la Ley del Ejercicio de Periodismo en 1972 y que en 1976 concluyó con la creación del CNP.
Manuel Antonio Pérez Díaz estuvo en todas estas luchas, fue parte de esa historia de sufrimiento, gloria y dignidad que hizo posible que los periodistas venezolanos hoy tengan un sitial de honor en la memoria de la democracia venezolana. Su conducta y su palabra siempre amable pero firme queden como ejemplo de hidalguía y compromiso irrenunciable de todo el gremio frente a las vicisitudes nacionales.