La selección de baloncesto masculino de Venezuela reeditó la historia de “David contra Goliat” y escribió una nueva página “heroica” en su historia, al clasificar por segunda vez a unos Juegos Olímpicos, los de Río 2016, 23 años después de la gesta de Portland (1992), mediante una épica victoria frente a Canadá, 79-78, en las semifinales del Preolímpico FIBA Américas 2015, en el Palacio de los Deportes de México.
En el mismo escenario en el que, en 1989, Venezuela se clasificó por primera vez a un Mundial FIBA, el de Argentina 1990, la tropa dirigida por Néstor “Ché” García hizo caso omiso a la presencia de nueve jugadores NBA en el otro quinteto o el antecedente de una derrota por 20 unidades (82-62) en la primera ronda, para volverse “Los Conquistadores de México”, como los bautizó el asistente técnico Nelson “Kako” Solórzano, participante de aquella final preolímpica contra el “Dream Team” de Estados Unidos en Portland.
Venezuela abrió con Gregory Vargas, John Cox, José Vargas, Néstor Colmenares y Miguel Marriaga y Canadá lo hizo con Cory Joseph, Andrew Wiggins, Nikolas Stauskas, Anthony Bennett y el gigante Kelly Olynyk.
A pesar de que el ataque de los canadienses se orientaba hacia la pintura, de la mano de un imparable Olynyk y con Wiggins como escudero, Venezuela no se amilanó y en los primeros minutos, aferrada al tiro perimetral de Graterol y la media distancia de Cox, se mantuvo cerca y pasó a dominar sobre el final del primer parcial, 20-19, merced a un par de tiros libres de Gregory Vargas.
Algunas pérdidas de balón y el cierre de la defensa canadiense para invitar al triple propiciaron que el equipo criollo cediese terreno en el segundo cuarto y alejarse hasta estar seis puntos abajo (37-31), pero un cierre de 7-0, coronado por un triple de Heissler Guillent al filo de la chicharra, permitió al bando vinotinto irse a los camerinos arriba, 38-37.
El reto era mantener la intensidad en defensa y el juego no más allá de dos posesiones si tocaba estar abajo. Olynyk era la pesadilla con su alto porcentaje de media distancia y su capacidad rebotera, pero sin desespero, los criollos contestaban mediante Cox, Guillent, Graterol o Colmenares.
Así, entró Canadá al cuarto final arriba por 60-58 y llegó a escaparse hasta por siete puntos, 75-68. Fue entonces cuando Guillent, como lo hiciera en la semifinal del Suramericano de 2014 contra Brasil, anotó 10 puntos seguidos con dos triples incluidos para devolverle el mando a Venezuela (78-77).
Nicholson recibió foul de Colmenares con 25 segundos por jugar pero sólo metió uno de dos (78-78) para empatar.
El último balón fue a las manos de Guillent y, cuando restaban tres segundos, un foul a Gregory Vargas cuando iba por el rebote ofensivo ante un triple errado por Guillent, fue revisado en video por los árbitros.
En medio del drama, se decretó que el criollo cobraría tiros libres y, así como en 1992 fue un salto entre dos cerca del aro que Sam Shepherd convirtió en bandeja para clasificar contra una selección de Canadá (76-72) a Barcelona 1992, Gregory Vargas embocó el primer tiro (79-78) y falló el segundo a propósito para agotar el reloj.
Lo dulce, nunca es tan dulce sin lo amargo. Venezuela vuelve a las Olimpiadas y este sábado juega por el oro continental contra Argentina, que batió 78-70 a México.