A veces sobrevaloramos a las personas y damos demasiada importancia a quien no lo merece.
A diario ampliamos nuestro currículum vitae con cada experiencia que el destino nos presenta y no importa la edad que tengamos, siempre la vida nos da desconciertos. Nunca llegamos a conocer bien a las personas, porque cada cual es un universo de diseño exclusivo.
Cuando somos sorprendidos en nuestra buena fe por gente con una vida triste y vacía, no hacemos sino traer a nuestra existencia tristeza y vacuidad. Cuando por ingenuos creemos en la sinceridad de la gente y nos causa llanto, no hacemos sino propiciar el dolor que nos costará borrar.
Si fuera tan fácil ver en los ojos el amor, la sinceridad, la esperanza, la verdad y la buena intención de los demás y los sentimientos opuestos a los señalados, seguramente el mundo sería mejor y pocos o pocas se graduarían de granujas, porque sencillamente no se lo permitiríamos.
Imagínate solamente que tuvieras la oportunidad de aportar algo en el crecimiento de alguien y en esa aspiración te motivara el perfil que finge y como en un acto de graduación te preocuparas en facilitarle las cosas, esmerándote en atenciones y prodigándole toda suerte de detalles para hacerle feliz y dejarle saber cuanto vale para ti. Y cuando la vorágine de los acontecimientos se disipa y la toga y el birrete solo cuelgan en un gancho para que otra persona se sirva de ellos, te percatas que te han usado. No figuras ni siquiera en el álbum de las fotos y ahora eres una molestia y tu presencia solo ahoga, eres solo un fastidio.
Con la distancia que debe respetarse entre los humanos y otras especies del mundo animal, recordé el relato de un amigo quien se encontró un maltratado perrito, al cual le prodigó atenciones; alimentos, gastos médicos, distracción, en fin toda suerte de mimos y cuando el cachorro se sintió autosuficiente, empezó embestir a su benefactor, ahora le enseñaba los dientes en actitud desafiante y desconsiderada, y mientras antes corría a su lado espontáneamente , ahora se sentía perseguido , era díscolo y se creía superior.
Sin embargo recordando a desiderata; el mundo está lleno de egoísmos. Pero no dejes que esto de vuelva ciego para la virtud que existe; mucha gente se esfuerza por alcanzar nobles ideales; la vida está llena de heroísmos, se tú mismo. En especial, no finjas el afecto y no seas cínico en el amor; porque en medio de todas las arideces y desengaños, es perenne como la hierba. Acata dócilmente el consejo de los años, abandonando con donaires las cosas de juventud. Cultiva la firmeza del espíritu para que te proteja de las adversidades repentinas.
¿A propósito, y tú de que te graduaste?