Máximo Gorki fue un prominente escritor y político ruso identificado con el movimiento revolucionario soviético. La Madre, fue la novela cumbre que impactó el mundo occidental. Nació el 28 de marzo de 1868 y muere el 18 de junio de 1936. En San Petersburgo estableció contacto con destacados marxistas que lo motivaron a volver la vista hacia los problemas sociales y lo convencieron sobre la conveniencia del movimiento revolucionario. Fue un legítimo representante del comunismo. Pero a pesar de ser una prominente figura de este obsoleto sistema de gobierno, que como los otros, que han gobernado este mundo, realmente no ofrecen verdadera felicidad y libertad al hombre, acuñó una expresión que nos sirve a los cristianos para catapultar el Evangelio de Salvación de nuestro Señor Jesucristo.
Cuentan que cuando este afamado escritor estuvo en los Estados Unidos, lo llevaron a visitar el conocido parque Coney Island un fin de semana. Con seguridad, como un acto de cortesía para que se distrajera o participara de un poco de diversión. Mientras caminaba en medio de tanta muchedumbre alegre le mostraron muchos tipos de juegos, el museo de gente rara, los palacios de los malabaristas y los teatros de las bailarinas. Al terminar la jornada le preguntaron si le había gustado, ansiosos de escuchar una entusiasta respuesta, se quedó pensativo y dijo “¡Qué personas tan tristes deben ser Uds.!”
Gorki tenía toda la razón. Desde siempre y más ahora con los adelantos tecnológicos y científicos. Con el avasallante mundo de las comunicaciones, las “diversiones baratas” han tomado por asalto la vida del hombre, lo cual demuestra fehacientemente que vivimos en un mundo de profunda tristeza. Y esto está sucediendo, por cuanto nos hemos apartado del Creador de la felicidad plena y verdadera: Cristo. Jesús nos ofrece algo muchísimo mejor. En el libro de Juan declara: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”Juan.10:10. Jesús entonces ofrece, una vida de superabundancia. David estaba convencido de esto también, cuando afirmó. “No quitará el bien a los que andan en integridad” Sal.84:11. Y lo certifica al decir “El colma de bendiciones a todo ser viviente”Sal.145:16. Los placeres y las diversiones baratas terminan muy pronto. La abundancia que viene de Dios perdura en el tiempo, si así lo queremos. De allí que Él diga “Vosotros estáis completos en él” Col.2:10.
No puede haber mayor gozo en el corazón del ser humano que saber que estamos en el centro de la voluntad de Dios. “He aquí que en las palmas de mis manos te tengo esculpida: delante de mí están siempre tus muros” Isa.49:16. “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá” Sal. 27:10. Y no hay felicidad más grande que saber, que estamos agradando a Dios. Definitivamente el gozo y la felicidad que viene de la obediencia a Dios y a su Palabra, dada por la muerte vicaria de Jesús, no es barata como la del mundo. La felicidad y la alegría que nos da Jesús son en definitiva duraderas. No es como las que ofrece el mundo: Pomas de jabón que se revientan con la brisa. Pero es Ud. quien tiene que buscarla y pedirla de corazón. ¡Hasta el próximo martes Dios mediante.