Retomar el tema político se torna absolutamente necesario en momentos en que se percibe al régimen totalmente acorralado. Todos los números, sin excepción, indican que la sociedad democrática le tiene el brazo torcido al gobierno sin posibilidades de que lo suelte hasta que se vallan. La revolución sabe que el enemigo a vencer es el voto y hará todo lo posible por minimizar su cuantía. Ha comenzado el proceso de deslave final de este espejismo llamado socialismo del siglo XXI, con la particularidad situacional de que los actores opositores no hacen mayores esfuerzos para acentuar ese deslave y se sientan cómodamente a esperar que ocurra. No asumen riesgos. No se meten en las colas a concientizar a la gente sobre la necesidad de votar masivamente el próximo 6D. Un gobierno de fuerza no puede demostrar debilidades frente al pueblo que pretende someter. Las bravuconadas fronterizas y la inevitable condena de la cual será objeto Leopoldo López, además de los políticos inhabilitados en el preludio electoral, atemorizan suficientemente al liderazgo opositor como para obligarlos a no arriesgar más allá de lo razonablemente permisible en términos electorales…
Sin embargo, la sociedad de a pie tiende a desbordarse. Pasa por encima de su propio liderazgo. El hambre ha avanzado de tal manera que la cola se hace inevitable aún para familias clase media que hasta hace poco no lo hacían. Los precios especulativos de un mercado negro vandálico, gozan del apoyo de sectores gubernamentales, fundamentalmente militares, que conforman las mafias de alimentos y productos de todos los rubros, desde aceite y harina pan, hasta cauchos, baterías para automóviles, cabillas y cemento. Nos han empobrecido como país y eso tiende a enfurecer al pueblo que luce desesperado en las calles buscando comida. La situación es muy tensa y el régimen busca desesperadamente escapar del 6D.
Tenemos que entender que el seis de diciembre no es el final de esto. Por el contrario, el evento electoral representa el inicio de un largo proceso de reconstrucción nacional que abre caminos hacia la reinstitucionalización del país, para luego buscar la salida democrática hacia la transición pacífica. No es por los caminos escabrosos de la confrontación que busca el gobierno por donde vamos a solucionar esto. Por el contrario, hay que dejarlo que se termine de pudrir en su propia ineptitud y continuar arrinconándolo rumbo al 6D. El voto masivo le aterroriza. La gran cola es el seis de diciembre…
Mis comentarios:
-El sabotaje presupuestario no ha medrado la capacidad de respuesta y disposición del Alcalde Alfredo Ramos para enfrentar los graves problemas urbanos de la ciudad.
-Quedan muy mal ante la opinión pública los concejales oficialistas que se oponen a la aprobación de obras fundamentales para el desarrollo de Barquisimeto.
-Cuando se oponen a la aprobación de un presupuesto, castigan al pueblo en sus necesidades básicas…
-Una particular forma de hacer política. Sabotear la gestión para crear la crisis para aprovecharse de ella políticamente…
-Si el pueblo padece, ellos ganan votos…
-Cuando de asumir responsabilidades en relación a la Av. Uruguay y su rehabilitación se trata, los colegas que más cuestionan salen corriendo… Sean serios.
¿Hasta cuándo, incautos, amarán la ingenuidad? ¿Hasta cuándo los insolentes se complacerán en su insolencia y los necios aborrecerán la ciencia? (Proverbios 1:22)