Cientos de solicitantes de asilo enojados y frustrados se abrieron paso este lunes a través de un cordón de policías cerca de la frontera sur de Hungría con Serbia y comenzaron a caminar hacia el norte rumbo a Budapest, mientras que Gran Bretaña y Francia se comprometieron a aceptar a decenas de miles de refugiados más para intentar aliviar la crisis.
En momentos en que los líderes europeos debaten cómo compartir la responsabilidad por las más de 340.000 personas de Oriente Medio, África y Asia que ya buscan refugio, Alemania se comprometió a gastar miles de millones de euros en asistencia adicional para los que ya están allí y los que están por llegar. Francia sopesaba si un incremento en los ataques aéreos contra los extremistas del Estado Islámico ayudará a detener el flujo de gente que huye de Siria.
Pero el primer ministro húngaro criticó una propuesta para establecer un sistema de cuotas de recepción de refugiados en la Unión Europea, al afirmar que no funcionará a menos que primero Europa asegure las fronteras.
La incapacidad húngara para controlar el flujo de personas a través de su frontera con Serbia fue evidente el lunes. Multitudes cansadas de aguardar autobuses en el primer centro de recepción de migrantes de Hungría cerca del poblado fronterizo de Roszke rompieron una débil cinta colocada por la policía, avanzaron por un camino en la campiña y rodearon o penetraron filas de policías que intentaban contenerlos.
Los policías empujaron a algunos inmigrantes y les arrojaron gas pimienta, pero todo ello tuvo poco efecto y aproximadamente la mitad de la multitud de 500 personas llegó a la carretera M5 que conecta a Serbia y Hungría. Se encaminaron hacia el norte en la orilla de la ruta, al tiempo que elevaban sus brazos y coreaban «¡Alemania! ¡Alemania!».
La policía simplemente caminaba junto a ellos mientras un helicóptero monitoreaba el avance de los inmigrantes hacia el norte a medida que anochecía. Como precaución, la carretera fue bloqueada a lo largo de casi 50 kilómetros (30 millas). Algunas horas después, mientras la gente se recostaba sobre el pavimento para intentar dormir, la policía envió autobuses y solicitó que los abordaran para que fueran trasladados a un campamento de refugiados. La mayoría se negó a aceptar.
Ayuda europea
La canciller alemana Angela Merkel reflexionó sobre lo que llamó «un fin de semana conmovedor, en ocasiones asombroso, que ha quedado atrás», cuando Austria y Alemania abrieron sus fronteras para los miles de solicitantes de asilo que intentaban salir de Hungría. Dijo que todos los países de la UE podrían ayudar a dar refugio a las familias que huyen de la guerra y la pobreza.
Gran Bretaña y Francia, que hasta ahora han sido vistas como menos generosas que Alemania, superaron su renuencia e incrementaron sus compromisos el lunes. El primer ministro británico David Cameron dijo que su país reubicaría a unos 20.000 sirios de campamentos en Turquía, Jordania y Siria a lo largo de los próximos cinco años.
El mandatario francés Francois Hollande indicó que su país aceptaría a 24.000 refugiados en los próximos dos años. Para aliviarle la carga a Alemania, le dijo a Merkel que Francia aceptaría a 1.000 de los migrantes que acaban de llegar de Hungría. La mayoría dicen huir de la guerra civil en Siria, que ya lleva cuatro años.
El canciller austriaco Werner Faymann y otros países de la UE dijeron que el primer ministro húngaro Viktor Orban manejó tan mal la recepción húngara de los migrantes que no le dejó otra opción a Austria y Alemania que la de abrir sus fronteras el sábado.