El pasado mes de agosto cerró con efectos negativos para la economía de los países emergentes, particularmente las de América Latina. Para el 24 de agosto, el Bloomberg Commodity Index que refleja la situación en los mercados globales de 22 materias primas cayó a su nivel más bajo desde 1999.
Los pronósticos que a comienzos de julio publicaran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) tampoco son alentadores para los productores de materias primas agrícolas (cereales, oleaginosas, azúcar, productos lácteos, etc.) Se prevé un aumento en la productividad agrícola, pero una desaceleración del consumo para los próximos diez años, con el consiguiente deterioro de los precios.
Las materias primas y productos básicos no diferenciados, conocidos en la jerga del comercio internacional como commodities, constituyen la base de la mayoría de la producción industrial, jugando un rol importante en la economía moderna.
China: la gran economía emergente
China es la segunda economía del mundo (en términos de PIB), el primer exportador mundial, posee la mayor reserva de divisas internacionales y es el primer acreedor de los Estados Unidos.
Además, el principal consumidor mundial de commodities: 54% de aluminio, 50% de níquel, 48% de cobre, 46% de estaño y zinc, 45% de acero, 40% de plomo, 31% de algodón, 30% de arroz, 30% de aceite de soya, 25% de oro, 22% de maíz, 14% de petróleo, 17% de trigo (World Bureau Metal Statistics-Dpto. Agricultura USA-BP Statistical Review 2015). Para mantener ese nivel de consumo importa un octavo del petróleo del mundo, 25% de oro, 45% de cobre, 30% de algodón, y cerca de la mitad de los productos básicos. Su enorme poder de compra le ha convertido en parte fundamental del mercado internacional de commodities. De allí su estrecha vinculación con los países productores de materias primas, para los cuales el gigant asiático se ha convertido en su más importante mercado, además de financista de sus proyectos de crecimiento.
Ello ha robustecido los lazos comerciales y la influencia de China en América Latina, África y Asia, en lo que su diplomacia resaltó en su momento como “compromiso con los países en vías de desarrollo” o “relación sur-sur”.
Sin embargo, este extraordinario potencial pareciera empezar a mostrar señales de agotamiento. Luego de un crecimiento promedio de 7,5% anual desde el 2010 hasta 2014, en 2015 el crecimiento del PIB chino ha venido desacelerando. Esto incide en una disminución de los índices de demanda esperada, impactando negativamente su renglón de importaciones y sus actividades bursátiles. El Deutsche Bank estima que la caída en el crecimiento chino podría llegar hasta un 3,5% en el 2020, disminuyendo también el ritmo de sus importaciones de commodities, generando preocupación para los inversionistas internacionales, y los países suplidores que abastecen su mercado.
Consecuencias para América Latina
La producción y exportación de commodities representa la base económica de las economías de América Latina y de buena parte del mundo no industrializado.
Constituye elemento estratégico en las políticas económicas de la gran mayoría de los países de la región. La caída de los precios mundiales afectan las perspectivas de crecimiento, estimadas por la Cepal en solo 0,5% para 2015.
El derrumbe de los precios del petróleo ha traído consecuencias negativas para la economía venezolana, pero también ha afectado a México, Ecuador, Colombia, países que extraen de la actividad petrolera buena parte de sus ingresos por exportaciones.
Brasil que exporta 50% del azúcar del mundo, también es el mayor exportador de carne bovina y pollo, además de gran productor de hierro y soya. Durante la década de auge de los precios de los commodities fue uno de los mercados emergentes preferidos de los inversionistas globales. China se convirtió en su gran socio comercial. La caída de las cotizaciones ha afectado negativamente su balanza comercial, exhibiendo dos trimestres consecutivos de recesión, donde una disminución del 19% de sus exportaciones a China marca la pauta de ese descalabro.
En Chile, el 40% de sus exportaciones proviene de las actividades mineras. Es el primer productor y exportador de cobre del mundo, los precios han caído a su nivel más bajo desde 2009. El deterioro en los precios internacionales de los metales también ha afectado la economía peruana, donde el cobre, el oro y la plata constituyen sus principales exportaciones.
Algo similar ha ocurrido con los precios del café, cereales, oleaginosas, productos cárnicos y lácteos,con consecuencias negativas para Argentina, Colombia, Paraguay y Uruguay.
¿Qué hacer?
En 2010, el 85% de los 250.000 millones de US$ exportados por América del Sur hacia China, Estados Unidos y Europa estuvo constituido por commodities. Estas cifras nos desnudan la enorme vulnerabilidad estructural de las economías latinoamericanas, lo que nos replantea, la necesidad estratégica de la diversificación económica, basada en la expansión de las capacidades productivas y el aprovechamiento de las ventajas comparativas y competitivas de la región, tema sobre el cual se ha venido debatiendo en el continente durante los últimos 70 años, pero que, salvo en algunas puntuales excepciones no ha sido asumida como una necesidad imperativa en los modelos de crecimiento intentados en la región, perpetuando la dependencia de nuestras economías a modelos rentistas arcaicos, desfasados en el tiempo y divorciados del progreso tecnológico y la innovación.