Estamos próximos a dar inicio nuevamente al año escolar y cuando tenemos pequeños en las casas debemos comenzar a pensar qué prepararemos para sus loncheras. Meriendas llenas de diversión pero sin dejar a un lado lo saludable para los niños. Conozca las claves para hacer un sano refrigerio
Cuando los pequeños regresan al colegio lo hacen con mucho entusiasmo y con ganas de reponer energías. Ahora bien, sabemos que en unas horas vendrá el almuerzo así que, ¿Cuál es la mejor forma de alimentarlos en esta hora de la mañana? No sabemos si es adecuado o no darles un bocadillo, si podemos recurrir a algún jugo o quizá yogur. Sea de la forma que prefiera, lo que debe quedar muy claro es lo que ellos le van a pedir: dulces, chucherías y refrescos.
Es de suma importancia conocer cuáles son las claves básicas para preparar loncheras adecuadas y sobre todo saludables y que alimenten. Con ellas, conseguirá las máximas vitaminas y no grasas vacías que, lejos de alimentarlos, los pueden hacer subir de peso o enfermar. Aquí le daremos algunos consejos.
¿Merendar o no?
Siempre debemos apostar por enviarles a los niños merienda, una alimentación variada y equilibrada necesita una ingesta entre 4 ó 5 comidas diarias. Hay quienes opinan que las meriendas pueden hacer que los niños suban de peso pero, en realidad, que ellos coman algo a estas horas tiene importancia clave:
-De hacer tres comidas diaria: desayuno, almuerzo y cena, los niños llegarán a la mesa con mucha hambre y se verán obligados a comer altas cantidades y con mucha ansia.
-Siempre es más adecuado que coman lo justo pero muchas veces al día. De esta forma mantienen su metabolismo en marcha, no tienen bajadas de azúcar y consiguen una buena energía acorde a su ritmo de vida.
-Hay niños que después del colegio realizan actividades extraescolares. A menudo las madres cometen el error de darles “algo dulce” y con esto lo que se consigue es saciarlos durante poco más de media hora, porque pasado este tiempo volverá a tener hambre y sufrirá baja de energía.
-Si no meriendan, lo más probable es que en un rato antes del almuerzo “piquen” algo, con esto solo se corre el riesgo de que dejen de tener hambre y no almuercen.
Las meriendas son parte básica de la alimentación saludable pero es importante que le indiquemos algunas pautas para que sea lo más adecuada posible.
Lácteos o bebidas vegetales
Si su hijo es intolerante a la lactosa, podemos optar por algún batido bajo en grasas que puede hacer usted mismo. Una idea adecuada es hacer un licuado con plátano y un vaso de leche descremada.
Los yogures también son una buena opción. Si en ellos incluimos, por ejemplo, unos pocos cereales y dos nueces, será una merienda realmente muy completa. Por su lado las leches o bebidas vegetales son otra excelente idea, para estos casos pueden probar con avena. También es posible que combine quesos bajos en grasas con algo de fruta, una brocheta de fresas y queso o melón y queso.
¿Se les puede dar un sándwich?
Por supuesto que se les puede incluir en la lonchera un sándwich, ahora bien, el problema no es este, sino el tipo de pan que elija y lo que ponga en él. Debe evitar el pan de molde y a su vez elegir alguno rico en cereales de grano entero. Añada algo de proteínas, una pieza de jamón o pechuga de pavo e incluya algún vegetal como unas rodajas de tomate.
No pasa nada si una vez a la semana incluimos una tostada de un pan con un poco de crema de chocolate. No obstante, intente complementar esa merienda con alguna pieza de fruta.
Deliciosas frutas
En muchas oportunidades, los niños se acostumbran a las comidas procesadas, mermeladas, jugos o batidos y esto hace que pierdan el interés por la fruta entera, ahí donde está la fibra y los mejores nutrientes.
La educación comienza desde las pequeñas y tempranas edades, así que usted como padre debe intentar acostumbrar a su hijo a incluir en su dieta la fruta natural. ¿Cómo lo consigue? Pues sea original, córtele su fruta en trocitos muy pequeños, combine colores y formas, en lugar de añadir azúcar, incluya miel, o cucharadas de yogur natural o nueces.
En resumidas cuentas merendar previene la obesidad infantil ya que comen cantidades “justas” muchas veces al día y no se dan grandes atracones. Mejora el rendimiento académico de los niños porque al llegar a casa deben hacer deberes, jugar, disfrutar de sus instantes de ocio y para esto necesitan energía y nutrientes. Gracias a eso, también aprenden hábitos saludables, los niños, para crecer de forma optima y con seguridad necesitan hábitos regulares. Todos los días se merienda y se hace de forma adecuada evitando chucherías y dulces. Cuanto antes lo aprendan, mucho mejor.