Cientos de personas se sumaron a una marcha en rechazo al cierre del principal paso fronterizo entre ambos países y a la deportación masiva de colombianos.
Vestidos unos con camisetas blancas y otros con las amarillas de la selección nacional de fútbol, los manifestantes, que llevaban banderas de Colombia, globos y pancartas, partieron del Templo Histórico de Villa del Rosario, al lado de Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, ambas ciudades colindantes con las venezolanas de San Antonio y Ureña, en el estado de Táchira.
Al ritmo de música de tambores, la multitud, encabezada por el gobernador de Norte de Santander, Édgar Díaz, inició la caminata detrás de una pancarta que dice “Por la dignidad y el respeto a los colombianos”.
Entre los manifestantes hay también venezolanos, como una mujer mayor que lleva una camiseta con la frase: “Soy Venezuela, soy Colombia” y se protege del sol con una gorra con la bandera del país vecino.
La llegada de colombianos y de algunos venezolanos que integran familias mixtas obligó a las autoridades colombianas a acondicionar albergues en Cúcuta y Villa del Rosario, e iniciar un plan de ayudas económicas, laborales y sociales para los afectados y de retorno a sus lugares de origen.
El Gobierno colombiano ha calificado esta situación como una “crisis humanitaria” y pedido a su similar de Venezuela que se respeten los derechos de sus ciudadanos en el vecino país.
Además pidió la mediación de la comunidad internacional para detener las deportaciones y que se reabra la frontera, al tiempo que aboga por un diálogo directo con Caracas.
Tras la visita del secretario general de la OEA, el gobernador de Norte de Santander, Edgar Jesús Díaz, participante de la movilización asegura que la visita fue positiva para que se evidenciara que “no es sólo son cámaras, sino también la realidad que se viven en los albergues”