Planteamientos – Educar: ¿Para cuál futuro?

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Con el perdón de los educadores, la frase más banal que he oído en estos tiempos es: “Educar para el futuro”. Se repite con insistencia, sin negar la pertinencia que tiene la educación en todo el proceso de formación de los líderes que el país requiere. Paro adquiere una connotación de muletilla o más de lo mismo, efectivamente cuando se constata y corrobora que está de vacía de contenido. Bastaría, analizarla en retrospectiva, incluso cuando se le reconoció a la educación su condición de pilar clave para el desarrollo, y de medio para la movilidad social, elevar la calidad de vida y preservar el ambiente.

En el ámbito de la educación superior, por ejemplo, es usual la frase: “Formando los profesionales que requiere el desarrollo de país”. En eso estamos, con todo y el fracaso del modelo de Sustitución de Importaciones, impulsado por el Estado Intervencionista, primero; y luego del modelo Neoliberal. Ambos potenciando el crecimiento económico a expensas de la destrucción de los recursos naturales, hipotecando el futuro de las generaciones y ampliando las brechas entre los niveles de pobreza y exclusión.A partir del año 1987, en el Informe Nuestro Futuro Común, se sientan las bases para la reformulación del concepto de desarrollo. Hoy hablamos del Desarrollo Humano Sustentable, consustanciado ahora con la idea de la sostenibilidad o sustentabilidad, inicialmente en lo económico, social y ambiental. A nuestro modo de ver, también en lo institucional, lo cultural, lo administrativo, lo tecnológico, lo político, lo legal, entre otras dimensiones.Además de la transdisciplinariedad, como perspectiva adicional de estudio.

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Un desarrollo que está pensado para la gente, por la gente y de la gente, sus necesidades y capacidades, tomando en cuenta las que ofrece el propio planeta, es la mejor garantía de la vida humana y de todas las especies.Pero exige, dada su multidimensionalidad y complejidad, nociones y herramientas, distintas a la simplicidad con la cual antes y ahora se sigue abordando. Vale señalar, que por encargo de la Unesco, iniciándose este siglo, Edgar Morin escribió: “Los 7 Saberes Necesarios para la Educación del Futuro”. Un texto que debería servir “de cabecera” para los que enseñan, a cualquier nivel.Entendiendo que se requiere de “metanoia”, o un cambio de mentalidad para el cambio, como ya lo advierte hace más de una década Peter Senge en La Quinta Disciplina.

Próxima a realizarse, pautada para este mes la Asamblea General de la ONU, se anuncian los propósitos que alienta la agenda ya definida, según el Secretario General de dicha institución, Ban Ki-moon: “Las Naciones Unidas han puesto a la comunidad internacional en la antesala de decisiones que pueden ayudar a cumplir el sueño de los fundadores, de un mundo de paz y de dignidad para todos”. Igualmente, insistió en que “está agenda de objetivos para el 2030 pone a la gente en el centro del desarrollo, promueve el bienestar y la prosperidad en un planeta saludable y alienta la defensa de los derechos humanos y la igualdad de género, entre otros logros”.

Independientemente del balance que se realice, de nuevo la educación estará en el banquillo y seguirá concitando esperanzas, al margen de contar con ese referente desde hace más de un década. Siendo así, primero, la responsabilidad no puede diluirse; y, segundo, el futuro es el desarrollo sustentable.

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