De pronto se olvidó el grave problema existente con Guyana, del lenguaje oficial desaparecieron por estos días las agresiones verbales contra Estados Unidos, los ricos, la derecha, las oligarquías y paremos de contar. El problema ahora es Colombia. Increíble e imperdonable. Las imágenes le han dado la vuelta a un mundo asombrado ante las acciones de esta revolución que debería de renunciar al apellido de “bolivariana” y cambiarlo por nacional-socialista (nazi) o fascista.
Para los venezolanos, especialmente para quienes nacimos, crecimos y nos desarrollamos en la frontera, también ha sido un insulto inaceptable, una agresión directa, una barbaridad, la expulsión de hermanos colombianos de nuestro país. Rechazamos tanto en el fondo como en la forma, la política absurda de la dupla Maduro-Cabello, frente a familias enteras que pueden desmoronarse, perder sus viviendas y enseres, abandonar trabajos estables o circunstanciales y entrar en el difícil camino de la incertidumbre que miles de seres humanos viven para el día de hoy a esta hora.
El asunto es tan grave y delicado que el Presidente de Colombia, la Canciller, el presidente del Senado, el Congreso y las más calificadas voces de ese país se han unificado para condenar a Maduro, exigir respeto y darle un espaldarazo al expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez. Cobardemente agredido sistemáticamente por el régimen venezolano, pero querido y admirado por muchos de nosotros, de uno y otro lado de la frontera.
La comunidad internacional ha sido exageradamente prudente y pasiva con relación a los bárbaros que destruyen a Venezuela. Ahora les toca actuar. No podrán continuar evadiendo la enorme responsabilidad que tienen en defensa de los derechos humanos groseramente violados por el gobierno venezolano. Si en nuestro territorio operan libremente paramilitares, guerrilleros de cualquier signo, agentes del narcotráfico, bandidos contrabandistas y otras pestes existentes, la responsabilidad no es de los residentes colombianos. Es de las autoridades que en mala hora existen en Venezuela.
A mucha gente le parece raro este incidente. A mí no. Los tentáculos del crimen organizado están actuando desde la cúpula. Sus acciones se sienten. Los protagonistas empiezan a verse, cada día con mayor claridad. Es mi opinión. Los colombianos nos duelen. La Patria de Bolívar está de riguroso luto.