“La pasión de dominar es la más terrible de todas las enfermedades de los seres humanos”
François-Marie Arouet. (21-11-1.694- 30-5-1.778.)
Conocido con el seudónimo de Voltaire, François-Marie Arouet; francés que en Berlín fue nombrado académico, historiógrafo y Caballero de la Cámara Real, defendió la tolerancia y la libertad frente a todo dogmatismo y fanatismo. Saca de esta doctrina la línea directriz de su moral:
“La labor del hombre es tomar en su mano su propio destino, mejorar su condición, garantizar, embellecer su vida”.
Creyó en un sentimiento universal e innato de justicia verdadera, que tiene que reflejarse en las leyes de todas las sociedades. Pregonó que la vida en común exige una convención, un “pacto social”, para preservar el interés de cada uno y que, el instinto y la razón del individuo le llevan a respetar y promoverlo. Que la labor del hombre es tomar su destino en sus manos y mejorar su condición.
Decía: “para que se dé la tolerancia es necesario que los individuos y las instituciones reconozcan la pluralidad y diversidad del mundo en que vivimos, así como la existencia de conceptos que para otros son importantes… aunque pertenezcan a minorías”.
Que, “Sólo aprendemos de la experiencia; todo lo que la supera sólo es hipótesis”…
La profunda crisis económica y por ende social por la cual atraviesa la república es tan grande que minimizó al gravísimo problema de la inseguridad que nos acosa. Estamos en constante peligro, cualquiera instante es propicio para ser atacado por la delincuencia, de maneras despiadadas, sobrepasando cualquier escena de violencia cinematográfica.
Recordemos la frase pronunciada por John FitzGerald Kennedy: “No preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tú país?”
Es el momento estelar de preguntarnos ¿En qué hemos fallado? ¿Nos mentiremos a nosotros mismos o aceptaremos el dictamen del examen de conciencia y estaremos dispuestos a rectificar?
Nuestros ancestros, lucharon o apoyaron la difícil construcción de nuestras libertades y democracias, lo cual lograron bajo incuantificables precios pagados; algunos con sus vidas y/o con torturas, vejámenes, expropiaciones, persecuciones, exclusiones, humillaciones, y pare de contar los oprobios sufridos en cárceles y mazmorras; arrastrando cadenas y bolas de hierro, a los llamados grilletes que les eran atados a sus tobillos. Algunos de ellos murieron en los lúgubres calabozos que fueron sus fosas estando vivos pero, nos dejaron la herramienta más poderosa que ha podido surgir de la paz…
Tenemos el poder más grande del ser humano: “¡EL VOTO”!
Podemos elegir a través del voto y, este derecho, lo debemos ejercer con la potestad inmensa que tenemos los humanos y nos diferencia de los demás seres vivos: “El Razonamiento”.
No debemos actuar como borregos manipulados por falsas ideologías que se contradicen con la realidad. Tenemos el deber de poner en práctica nuestros conocimientos y experiencias; analizar las situaciones; si tomamos las decisiones correctas, el 7 de diciembre tendremos la satisfacción del deber cumplido.
No debemos quedarnos apoltronados irresponsablemente, viendo televisión o jugando dominó; tan sólo por citar algunos ejemplos; el país necesita del esfuerzo de todos y de cada uno de nosotros.
“Unión, unión y más unión es la consigna a seguir”, puesto que: “Ninguno es más fuerte que todos”.
Votar es un deber ciudadano y ejercerlo… ¡Un derecho!
