Cuentan que un hombre fue a cobrar un cheque, y al preguntarle la cajera cómo quería el dinero, éste respondió: ¡Con desesperación! Se habla también de un hombre que, agobiado por la crisis, dijo estar tan desesperado, que si su mujer se iba con otro, él se iría con ellos. Queda demostrado pues, que el desespero tiene sus cuentos… Y, cada vez que veo la actitud del Madurocabellismo ante las elecciones del próximo 6D, uno siente el ambiente recargado con el tufillo de la desesperación. Se parecen al señor del cheque, con la salvedad de que ellos no quieren más dinero, pues succionan las ubres de la República, pero necesitan votos. En efecto, saben que las cuentas no les dan, a pesar de las geométricas habilidades de Tibisay, a quien, cada vez que hay elecciones, cuando canta la pavita y cuando el gallo menudea, le pega una “tendencia irreversible” que la pone a cuadrar círculos y redondear cuadrados. Por eso la actitud de Maduro y Cabello, quienes, frecuentemente, y carómetro en pantalla, nos torturan con sus chácharas huecas, en las que tratan de vincular a la oposición democrática con los espantos de siempre: el imperialismo, la guerra económica y los paramilitares. De tantos espantos que invocan, ya sus ladridos no asustan…
Ahora, aparte de las sandeces habituales de Maduro, parece obvio que su desespero encapotado, anuncia tempestad. Es decir, se avecina una obscena escalada de la guerra sucia gubernamental, con la finalidad de desacreditar a las fuerzas democráticas, responsabilizándolas de cuanto aciago acontecimiento desgarre las migajas de paz que nos quedan. Ya vimos, cómo los comemuertos del régimen han convertido el horrendo crimen de la señora Hergueta, en un miserable circo, en el que el popy mayor, con la baraja de la “autoría intelectual”, ya investigó, sentenció y condenó, a algunos liderazgos democráticos. Uno desearía ver a Maduro, poniendo el mismo afán en resolver los centenares de homicidios que, día a día, estremecen la tranquilidad de la gente, pero eso no le importa. Sólo le interesa enlodar a los adversarios políticos, aunque, luego de las elecciones, tal como ocurrió con Danilo Anderson y el célebre testigo estrella de Isaías Rodríguez, este asunto pase al olvido. Y qué decir del cierre de la frontera. Maduro destruye la economía del país, y decreta un estado de excepción en la zona fronteriza con Colombia, para terminar echándole la culpa del desmadre a la oposición. Humberto Eco, en “El Nombre de la Rosa”, afirma la existencia de un mundo invertido. Probablemente, las más profundas lecturas de nuestro Führer “obrero” no superen la portada del libro “Coquito”, pero creo que éste vive en ese mundo invertido, en el que la oposición es gobierno, pues sólo así se entendería este afán de imputar a la Unidad Democrática, responsabilidades que son muy suyas. Claro, también debe entenderse, que la estupidez y el juicio no siempre habitan en la misma testa.
Por cierto, en su desespero, el gobierno ha venido escribiendo la crónica de una cosa llamada OLP, cuya eficacia, al parecer, sólo depende de la cantidad de allanamientos, puertas rotas y personas muertas en los operativos. Aunque la experiencia enseña, que estos planes epilépticos nunca conducen a nada, oportuno es afirmar, que la verdadera Operación de Liberación del Pueblo, será con la masiva votación con que las fuerzas democráticas venezolanas agrupadas en la MUD coronarán la Gran Victoria el próximo 6D. Que así sea…